NUEVA YORK, EEUU (Reuters) - Los médicos deberían controlar el peso y la altura de todos sus pacientes para determinar si son obesos y recetarles una dieta intensiva y un programa de ejercicio si es necesario, según las nuevas normas de un comité de especialistas respaldado por el Gobierno de Estados Unidos.
La Comisión Especial de Servicios Preventivos de Estados Unidos (USPSTF, por sus siglas en inglés) indicó que las normas se hacen eco de sus recomendaciones de 2003 de realizar controles para detectar la obesidad, aunque tienen en cuenta pruebas más recientes de que los adultos pueden perder peso y mantener ese descenso con la ayuda adecuada.
"La buena noticia es que incluso lo que se consideraría una pérdida de peso modesta y no radical tiene enormes beneficios para la salud", entre ellos reducir el riesgo de diabetes e hipertensión, dijo Susan Curry, integrante del comité y decana de la Facultad de Salud Pública de la Universidad de Iowa.
"Perder el cinco por ciento del peso corporal tiene enormes beneficios para la salud, y los programas intensivos de asesoramiento de comportamiento ayudan a lograrlo y sostenerlo", dijo Curry a Reuters Health.
La necesidad de controlar el aumento de peso a nivel nacional en Estados Unidos ha crecido a medida que aumentan los costos médicos y económicos de la epidemia de obesidad. Más de dos tercios de los adultos del país pueden ser clasificados como personas obesas o con sobrepeso.
Los programas efectivos de adelgazamiento, dijo Curry, incluyen tanto respaldo nutricional como en la actividad física. Deberían ayudar a las personas a superar cualquier barrera que tengan para lograr o mantener los cambios en su estilo de vida.
La obesidad se define por un índice de masa corporal (IMC) -una proporción entre el peso y la estatura - de 30 o más. Eso equivale a una persona de 1,68 metros de altura que pesa 84,4 kilos o alguien de 1,83 metros que pesa 100 kilos.
En la evidencia tenida en cuenta por el comité estadounidense, los programas conductuales intensivos con al menos 12 sesiones ayudaron a las personas a bajar entre 4 y 6,8 kilos, o alrededor del 6 por ciento de su peso original.
Este tipo de programas también tendría un efecto sobre el riesgo de diabetes, de hipertensión y de grasa estomacal, según las nuevas guías, publicadas en Annals of Internal Medicine.
No obstante, aún quedan interrogantes sobre los efectos a largo plazo que esas intervenciones tienen, por ejemplo, sobre la enfermedad y la muerte cardíacas.
El panel no revisó en las nuevas guías la cirugía bariátrica - como el by-pass gástrico -como posible intervención para las personas obesas. Según datos de la Sociedad Estadounidense de Cirugía Bariátrica y Metabólica, unas 220.000 personas se sometieron a estos procedimientos en 2009.
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