Cultura

Ecos dickensianos en el Londres olímpico

LONDRES (Reuters) - No muy lejos del Olympic Park, un pub llamado The Grapes se inclina sobre el río Támesis como "un saltador cobarde que se ha detenido tanto tiempo en el borde que nunca llegará a saltar".

No es precisamente la imagen de la proeza deportiva, pero el lugar evocado por Charles Dickens subraya el importante contexto histórico para los Juegos de 2012 y una realidad que perdura.

Los personajes que visitaban esta taberna "de hidrópica apariencia" en la novela de la década de 1860 "Nuestro común amigo" vivían en la parte de Londres donde las Olimpiadas tendrán lugar y respondían a prototipos similares a los de "Las aventuras de Oliver Twist", jóvenes inocentes y canallas con vidas duras.

A unas pocas calles del pub, bajo el ferrocarril del puerto, un estudioso de Dickens llamado Tony Williams muestra a un reportero una elegante hilera de casas encaladas.

En esta parte de Londres (Limehouse), el padrino de Dickens, que se dedicaba a hacer jarcias para barcos, tenía una casa. Cuando Charles vino de visita aprovechó para conocer una cercana fábrica de plomo que empleaba mayormente a mujeres (envenenando a algunas), un hospital de niños y a varias familias

Estos lugares hoy en día están a poca distancia del distrito financiero londinense Canary Wharf, en el que se producen transacciones comparables a las de Manhattan.

Esto los sitúa fuera del alcance de la mayoría de la gente, especialmente de los residentes de los distritos que acogerán las Olimpiadas. Aquí, uno de cada dos niños viven en la pobreza, según los datos del ayuntamiento local.

El desempleo en Newham, uno de los distritos más pobres, está cerca al 45 por ciento, la tasa más alta del país. La esperanza de vida es unos dos años inferior a la media de Reino Unido. Newham tiene la tasa de tuberculosis diagnosticada más alta del país.

Londres está llena de recuerdos de la Inglaterra victoriana, una era de dramáticos extremos en cuanto a la salud y a la pobreza. Un breve paseo por el este de Londres en compañía de Dickens trae a la mente un mundo cuya pobreza y miseria el autor ya describió hace 150 años, pobreza que sólo ha sido parcialmente remediada.

LAS CLOACAS DE HALLSVILLE

En los tiempos de Dickens, el Este de Londres era nauseabundo. El Metropolitan Building Act de 1844 situó industrias tóxicas como la del curtido de cuero, la del barniz o la del gas en el este.

Había también un gran problema con las aguas residuales. Los espectadores de las Olimpiadas que caminen por la ruta conocida como Greenway hasta llegar al parque andarán sobre la solución que se le dio a esto. El camino es parte de una red que fue finalmente construida una vez que el hedor se hizo insufrible en el parlamento.

En Canning Town, un par de paradas de tren al sur del Olympic Park, el potencial de la zona colinda con un pasado dickensiano. Sigue siendo la zona más pobre de Newham.

En 1857 la barriada fue descrita en la revista "Household Words", una publicación semanal que Dickens editaba y publicaba. Parte de la parte baja era conocida como Hallsville.

"Es un distrito... que sería más seguro visitar en zancos", decía el artículo. Un clérigo "perdió una vez sus zapatos en el fango mientras visitaba Hallsville y no se dio cuenta de ello hasta un tiempo después, así de densamente estaban sumergidos sus pies en el fango".

En un día seco, la principal característica del lugar era sus fosas sépticas, estancadas y pestilentes, en los patios de las casas pobres.

"En uno de los patios, tres pequeños niños fantasmagóricos estaban tirados en el suelo, con las caras llenas de barro, respirando el veneno del aire y rebuscando en sus manos entre la inmundicia, posiblemente algo para comer".

Williams dice que Dickens fue un radical.

"Lo que más odiaba era que la gente se mostrara indiferente o simplemente ignorante sobre lo que era necesario conocer y particularmente donde hubiera niños afectados".

Cuando Dickens era un niño, la educación de cualquier tipo era sólo para los privilegiados. Pasó años errando por las calles y tuvo que trabajar en una fábrica de botas polaca cuando su padre fue encarcelado a causa de sus deudas.

CUCARACHA Y ALFOMBRA

Al salir de la estación de Cannig Town hoy en día, el tufillo es más parecido al del alquitrán que emerge de un camión de paso, llevando materiales a una obra. A medida que te diriges hacia Hallsville, un bloque de apartamentos de nueva construcción se alza frente unas cocheras en desuso marcadas por la regeneración.

Pero la vivienda sigue siendo un problema. En 2009, alrededor de uno de cada cinco hogares en Newham estaba sobrehabitado, teniendo al menos una habitación por debajo de las necesarias. Más o menos la mitad se encontraban por debajo de un estándar conocido como decencia, y muchas carecen de privacidad y están alquiladas por encima de su valor.

"Algo rico para comer" puede seguir siendo difícil de conseguir, especialmente fruta y verdura fresca. Las tiendas que sólo venden comida congelada o seca sobreviven mejor en las zonas pobres y en Newham, la zona donde hay peores salarios, más que en ningún otro sitio en Londres entre 2007 y 2009.

"Hablamos de un 'desierto de comida' en algunas áreas", comenta Rachel Laurence, que trabaja en una red de caridad para Save the Children.

La Escuela Primaria de Hallsville aún existe. En un mañana lluviosa de abril, un profesor lleva a una clase por unos verdes campos tras verjas metálicas, de camino a la clase de natación.

"Guau, qué fantástico colegio", dice un comentario en Google Maps. El colegio fue calificado como "excelente" por el inspector de las escuelas británicas en 2008.

Dentro, lo primero que salta a la vista son los más de 30 trofeos y placas de deportes y grandes maquetas de colores de los principales monumentos de Londres. Una rueda de bicicleta sujeta con pomos, como los utilizados en puertas de los armarios, representa la rueda del milenio en Westminster.

La placa conmemorativa de un premio de animadoras dice : "Sé lo mejor que puedas ser".

Keri Edge, que ha sido jefe de estudios durante 12 años, dice que solo la mitad de los 450 o más alumnos son aptos para recibir comida gratuita en la escuela, lo que es una medida de pobreza.

Los problemas a los que se enfrentan son hogares rotos, sobrepoblación, falta de rutina, patrones de sueños rotos, mala dieta, y ausencia de contacto humano ya que sus personas cercanas pasan mucho tiempo con sus smartphones o con otros juguetes tecnológicos.

A Edge le resulta bonito que Dickens conociera su escuela. Pero quiere dejar claro lo necesitados que pueden estar los niños modernos, sean pobres o no, particularmente si suelen estar más "con la Wii que con compañía".

Las clases bullen con una actividad calmada. En la enfermería, un chico y una chica cuentan los minutos con relojes de arena. En los pasillos, los alumnos se desplazan de clase a clase en silencio.

"Buena educación", dicen los profesores. Los niños de 10 años están trabajado en una historia. Uno ha escrito sobre "una composición melodiosa sombría tan dulce que puede convertirse en un demonio o en un ángel".

Tras la esquina, justo fuera de la valla del colegio, hay un coche calcinado.

/Por Sara Ledwith/

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