TOKIO (Reuters) - Las defensas de Japón contra un tsunami de gran magnitud y la seguridad de sus plantas nucleares han sido puestas en duda, después de que dos estudios oficiales auguraran que podrían generarse olas de gran altura y que los daños en Tokio podría ser mayores que lo que la ciudad puede soportar.
Los informes, presentados en los medios durante el fin de semana, probablemente intensifiquen el debate acerca de la reactivación de los 54 reactores nucleares del país, de los cuales 53 están cerrados, en medio del temor acerca de la seguridad nuclear provocada por el desastre en Fukushima, en marzo de 2011.
Uno de los trabajos señaló que un seísmo como el que sacudió Japón en 2011 podría generar olas que superarían los 34 metros, casi el doble de la estimación previa hecha en 2003, cuando su pronóstico para el peor escenario era de no más de 20 metros.
El comité de la Oficina del Gabinete, que redactó el texto, revisó sus predicciones después de que el año pasado uno de los mayores seismos de los que se tiene registro sacudiera Japón, provocando un tsunami cuyas olas superaron los 20 metros en las áreas más afectadas y que generó la peor crisis nuclear del mundo en 25 años.
"No seremos capaces de contener un tsunami de gran magnitud con los muros de contención", dijo Masaharu Nakagawa, ministro de prevención de desastres durante una rueda de prensa el sábado por la tarde.
"Tendremos que trabajar (en cambios concernientes) a la planificación de la ciudad, la educación en prevención de desastre y evacuación de las policías", dijo.
Las olas en la ahora desactivada planta nuclear Hamaoka, en la prefectura de Shizuoka, operada por Chubu Electric Power, podrían alcanzar los 21 metros, y superarían los 18 metros del rompeolas que los operadores están levantando actualmente, dijo el texto.
El Gobierno quiere que operen algunos de los reactores, después de que un alza de los precios de los combustibles causara un inusual déficit comercial.
Otro informe oficial sugirió que el impacto directo de un terremoto de gran magnitud se ha subestimado.
El estudio indica que si un terremoto de 7,3 grados azotase Tokio, algunas partes de la ciudad y de las áreas que la rodean se verían sacudidas a un nivel 7 de la escala "Shindo", de siete puntos de actividad sísmica.
La escala Shindo mide el movimiento de suelo en un punto específico y apunta al impacto probable sobre personas y estructuras.
El estudio concluye que las placas tectónicas vistas como el foco de un terremoto eran 10 kilómetros menos profundas de lo que se calculó previamente, lo que haría que el impacto sea más grave.
El Gobierno estima que hay un 70 por ciento de posibilidades de que un seismo de 7,3 grados de magnitud ocurra en el norte de la bahía de Tokio en las tres próximas décadas, y cree que habría unas 11.000 víctimas y 850.000 edificios destruidos.