LONDRES (Reuters) - Los nervios comienzan a fallar según se acerca la hora de la encarcelación. Las escasas posesiones preparadas para la estancia en el talego parecen bastante míseras: una toalla, un libro e incluso un rollo de papel higiénico.
Pero nada puede prepararte para pensar como un prisionero.
Los "reclusos" del Hotel Alcatraz de Londres pierden todo lo que llevaran cuando atraviesan el umbral, incluso la ropa que vistieran, al entrar en una recreación de la conocida isla-prisión de Estados Unidos famosa por alojar a prisioneros como Al Capone y George "Machine Gun" Kelly.
Puede que el hotel sea una atracción publicitaria para el estreno británico de "Alcatraz", la última serie de ciencia ficción del creador de "Perdidos", J.J. Abrams, pero los invitados pronto olvidaron que se tratara de algo más que una noche en la cárcel.
Los prisioneros ya han sido fichados. Los uniformes, repartidos. Las posesiones, confiscadas. Se han registrado los bolsillos en busca de contrabando.
Un guardia sentado ante una máquina de escribir me atravesó con la mirada y me pregunto mi nombre.
"En Alcatraz, te dirigirás a los guardias como ¡señor!", gruñó.
La experiencia de Alcatraz imitaba el papel de "a prueba de fugas" de la original, una isla de la bahía de San Francisco, California, a la que eran enviados los que no obedecían las normas.
"No sabemos qué has hecho para estar aquí, y no nos importa", dijo otro guardia. "Estás aquí porque no puedes seguir las reglas. Pues esto es Alcatraz, así que eso se acaba aquí".
"Prisionero número tres, dé un paso adelante", dijo, y después sopló un fuerte pitido, el primero de los muchos que se oyen en una noche en la simulación".
Sentados en una celda de 1,5 por 2,7 metros, sin nada más que un reglamento para prisioneros, un menú y un lavabo y un inodoro repleto de capas de suciedad, los prisioneros se abandonan a sus pensamientos.
Para alivio de los invitados, el mugriento inodoro de la celda sólo era una réplica, y los visitantes podían utilizar instalaciones privadas.
Pero aunque las paredes de la celda pudieran ser un molde de escayola, sentados en una húmeda habitación con mantas mohosas que huelen como si las hubieran recuperado de una inundación, los prisioneros se sienten como si realmente hubieran perdido el control de sus vidas.
Cada convicto empieza a ser consciente de que todo es un privilegio. Al no ser consciente del transcurso del tiempo, lo único que alimenta tus esperanzas es el menú de la cena que hay en la celda.
ENSALADA DE COL EN LA CELDA
Finalmente llegó la comida. La ensalada de col de un prisionero había desaparecido. Agradecido por haber podido al fin comer, no dijo nada, y 10 minutos más tarde le estaba empujando contra los barrotes de la celda.
Cuando los prisioneros finalmente pudieron hablar durante 15 minutos de "recreación", rápidamente se hizo evidente que muchas de las omisiones y descuidos parecían ser parte de una diversión deliberada para jugar con los invitados.
El "prisionero número 4", el fotógrafo australiano de 37 años Nathan Pask, dijo que se había tomado la experiencia como una broma.
"Quizá quería volver a mis raíces de convicto", dijo.
A pesar de su humor, reconoció después que la experiencia funcionaba y había alterado su conducta.
"Esperé 10 minutos hasta que finalmente reuní el coraje para preguntarle al guardia si podía ir al servicio, lo que parece una locura".
A cambio de mostrar un buen comportamiento, los invitados recibían breves recompensas, como la posibilidad de utilizar un objeto personal (sólo durante 30 minutos) y ver un episodio de la nueva serie "Alcatraz".
Pero la experiencia empujaba a los invitados a ser dóciles y respetuosos. El pitido de la mañana supuso un alivio, y un compañero prisionero dijo que por un momento había contemplado la idea de escapar por la ventana del baño (aunque los invitados eran libres de abandonar el lugar en cualquier momento).
"La gente puede venir con sus propios planes, pero se terminan en cuanto llegan y aceptan la energía de este sitio", dijo después uno de los personajes que interpreta a un guardia.
Los prisioneros fueron liberados a la mañana siguiente tras una noche encerrados y con la esperanza de no volver. Aunque sorprendentemente no es el peor hotel. Alcatraz ciertamente invita a la reflexión.
La pena más larga en Alcatraz fue de más de 8.000 noches, y varios criminales famosos como Capone y el "pajarero" Robert Stroud cumplieron largas condenas en "la roca".
Alcatraz es posiblemente el único hotel del mundo en el que al terminar tu estancia, el personal te grita: "¡Y no vuelvas!".
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