Cultura

Los nuevos "reyes" de Venecia disfrutan del carnaval

VENECIA, Italia (Reuters) - Una familia alemana con trajes bordados sonríe para las cámaras de los teléfonos en la plaza de San Marcos en Venecia, mientras su pequeño hijo bate la espada en un duelo imaginario.

"Son nuestros propios disfraces. Nuestro sastre en Alemania los hizo para nosotros", dicen bajo un sol radiante.

El alegre grupo forma parte de la multitud de turistas que llegan a Venecia este mes para abandonar el mundo moderno y participar en la tradición hedonista que data del siglo XII.

La fiesta de la Septuagésima en Venecia conocida como Carnaval tiene sus orígenes en 1162, cuando La Serenissima Repubblica di Venezia o la Serenísima República de Venecia derrotó una rebelión liderada por Ulrich, del Patriarcado de Aquilea. La victoria de la ciudad-estado fue celebrada con el sacrificio de toros y cerdos.

El periodo más reconocido del Carnaval, y la época antigua que más representan los disfraces hoy en día, fue el liberal siglo XVIII, cuando la realeza y los plebeyos se mezclaban ocultos tras una máscara para coquetear y divertirse.

La fiesta terminó cuando Napoleón conquistó Venecia en 1797, pero la tradición se restauró en 1980 para reactivar la economía de la ciudad que fue fundada en una laguna hace 1.500 años.

El alemán y el francés son las lenguas más escuchadas en las pequeñas calles de Venecia durante estos días de Carnaval, donde los turistas se empujan unos a otros para poder hacer fotografías de los elegantes disfraces y las exóticas máscaras creadas por artesanos locales y utilizadas por los asistentes a bailes, desfiles y fiestas.

"Tenemos clientes de Europa, Estados Unidos y Australia y todo el mundo quiere ser el rey", dijo el diseñador de disfraces veneciano Stefano Nicolao en su transitado taller.

Pero los nuevos reyes de Venecia no siempre optan por opulentos vestidos inspirados en pinturas de los maestros venecianos.

"Muchos turistas llegan aquí con sus propios disfraces en las maletas", afirmó Guerrino Lovato, primer artista en recuperar la utilización de máscaras cuando se reanudó el carnaval de Venecia en 1980.

Desde su recuperación, artesanos como Nicolao y Lovato han cosido trajes repletos de perlas y sedas que lleva semanas hacer y cuestan miles de euros.

"Una nueva generación de artesanos abrieron talleres y estudiaron archivos, creando máscaras con papel maché que ahora son imitadas en toda Venecia", afirmó Lovato, de 54 años, con barba blanca y boina negra.

Sin embargo, el auge se ha convertido en una pesadilla para algunos pequeños artesanos que no son capaces de hacer frente a la creciente demanda y competir con las alternativas más baratas producidas en otros lugares.

Nicolao, cuyos accesorios de disfraz son siempre más fáciles de vender, también alquiló 10.000 disfraces.

"Un traje histórico puedo llegar a costar hasta 2.000 euros y tardar en coserlo a mano 35 horas", afirmó Nicolao.

Alquilarlos cuesta desde 150 a 350 euros, suficiente para satisfacer a la gente normal que se mezcla con la élite en los bailes de máscaras celebrados en palacios privados en el Canal Grande, la principal vía fluvial de la ciudad.

Todas las fiestas nocturnas como el baile de Casanova invitan a los asistentes a olvidarse de la vida cotidiana y entregarse a representaciones escénicas en habitaciones iluminadas con velas.

Una entrada para el Ballo del Doge, el baile más exclusivo del Carnaval, cuesta hasta 1.400 euros. Pero también se ofrecen soluciones más baratas.

Un imponente toro de madera y paja, que durante el carnaval ha estado anclado en Punta della Dogana, se quemará el martes para conmemorar las celebraciones de hace 850 años y anunciar el inicio de la Cuaresma, época cristiana de ayuno y reflexión antes de Semana Santa.

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