PARÍS (Reuters) - La música y los colores resplandecieron el lunes en la presentación de la colección de alta costura otoño-invierno de Christian Dior, pero los expertos en moda aseguraron que se echó muchísimo en falta la dirección del antiguo diseñador John Galliano.
La casa parisina, conocida por su impecable elegancia y sus atrevidos diseños, aún tiene que elegir a un sucesor para Galliano, que fue despedido como diseñador principal en marzo después de ser grabado profiriendo comentarios anti-semitas en un bar de París.
En su ausencia, el responsable del estudio y largo tiempo colaborador de Galliano, Bill Gaytten, reunió una ecléctica colección que gustó a los compradores pero no consiguió convencer a los acérrimos de la moda de que Dior pueda navegar mucho más tiempo sin un capitán al timón.
Las caras conocidas fueron escasas en el desfile, que se celebró con menos fanfarria de lo habitual en el soleado jardín Left Bank Parisian del Museo Rodin, un signo de que los ejecutivos de Dior podrían estar esperando una nueva dirección antes de lanzarse de lleno al mercado.
El consejero delegado de Dior, Sidney Toledano, no dio a entender cuando habló con los periodistas tras el desfile que la búsqueda de un sucesor adecuado para Galliano fuese a terminar pronto.
"Nos estamos tomando nuestro tiempo, queremos encontrar una solución a largo plazo... Todas las opciones siguen abiertas", indicó Toledano, que rechazó especificar cuánto podría durar la búsqueda.
CINCO DESFILES EN UNO
Gaytten, ayudado por su asistente Suzanna Venegas, arrancó con un explosivo retumbo de bajo que sobresaltó al público y una serie de faldas aguamarina de tafetán estratificado conjuntadas con tocados geométricos en tres dimensiones.
Las modelos, que por sus estrafalarios peinados parecía que habían metido los dedos en el enchufe, desfilaron con diseños cuyos detalles angulares y alegres esquemas de color recordaban vagamente al estilo de las patinadoras de los 90.
Mientras el Dj mezclaba efectos musicales con sonidos del tráfico, la colección se tambaleó en una dirección distinta, con una serie de chaquetas cortas rosa y caqui adornadas con capas de espejos brillantes.
Otra mini-colección presentó togas hasta el suelo parecidas a saris con joyas centelleantes engarzadas, en lo que se consideró un guiño hacia los compradores de los mercados emergentes del Lejano Oriente.
La prensa especializada no quedó muy entusiasmada con la colección de Gaytten, que muchos criticaron por su carencia de unidad y por estar demasiado orientada hacia los compradores de los mercados emergentes.
"Echo mucho de menos a John Galliano", dijo Anna Dello Rosso, redactora de moda de Vogue Japón. "Esto es más cercano al mercado, pero ahora echo en falta las ideas firmes".
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