
Joan Manuel Serrat se quedó sin anfitrión. La SGAE había programado una rueda de prensa por la tarde en la sede de la sociedad, el Palacio de Longoria, en Madrid, para presentar su gira Hijo de la luz y de la sombra, un homenaje al poeta Miguel Hernández.
En principio, estaba previsto que acudieran, además del cantautor catalán, el alcalde de Elche, Alejandro Soler; el director de los actos del Año Hernandiano del Ayuntamiento de esta localidad, Francisco Escudero, y el presidente del consejo de dirección de la SGAE, Eduardo Bautista.
Pero éste último optó por quedarse de pie en la puerta. Las malas lenguas aseguran que, en plena polémica con Competencia y con un grupo de editores pidiendo su dimisión, quería evitar las preguntas incómodas. La entidad, sin embargo, mantiene que se encontró con un atasco y que no pudo llegar a tiempo.
Amenaza de ruptura
Lo cierto es que Bautista, aunque algo esquivo, atendió a elEconomista en los pasillos de la joya modernista que alberga las oficinas de la SGAE. La primera pregunta no podía ser otra. ¿Cómo está afrontando la amenaza de ruptura en la sociedad y las acusaciones sobre su gestión? "Cuento con apoyos. Está todo tranquilo", responde Bautista. ¿Todos? "Pregunte a los autores, no creo que haya ninguna duda, ellos me apoyan". ¿Y los editores? "Bueno, con los editores lo que hay es una diferencia de criterios, pero no pasa nada", afirma, mientras se da la vuelta en busca de alguien que acuda a buscarle para dar por zanjada la conversación.
Pero queda la pregunta más importante. Hay socios, trabajadores y editores que están pidiendo ya abiertamente su dimisión y se especula, incluso, con que Bautista podría marcharse en junio de 2011. ¿Qué hay de cierto? El presidente de la SGAE sonríe... "Yo no me voy a ir ni ahora ni... bueno no se puede decir que nunca. Pero está claro que no me voy a ir. Tengo una misión que cumplir?".
Pero, ¿cuál es esa misión? Lamentablemente, Teddy Bautista se despide y la respuesta queda en el aire. Para muchos, editores y empresas discográficas, fundamentalmente, debería consistir en gestionar los derechos de autor, aunque, según dicen, está haciendo todo lo contrario.
Tal y como publicó ayer este periódico, Bautista ha destinado 450 millones de euros a comprar teatros por todo el mundo -tiene un presupuesto de 300 millones-, además de comprometer otros 100 millones para avalar a las empresas que integran su holding.