
Está muy claro que la crisis sanitaria ha impactado de una manera muy seria en la economía mundial, en general, y en las empresas y en los trabajadores, en particular. Y observamos que la recuperación se está produciendo a diferentes velocidades, según el país. Las medidas preventivas y correctoras que cada nación ha puesto en marcha en su territorio han supuesto esos distintos ritmos.
Si dejamos la vista puesta en nuestro país, observamos preocupados que no estamos precisamente a la cabeza en los rankings de recuperación. Nuestro ritmo se ha visto limitado como consecuencia de diferentes factores. Aunque al final del segundo semestre nos "contaron" que el crecimiento en PIB era de los mejores de Europa, y en base a ese cálculo se hicieron previsiones muy optimistas para el futuro, el INE desinfló el globo en el tercer trimestre ajustando de una manera brusca el crecimiento real del PIB. Y, a partir de ahí, el Gobierno se queda solo en la previsión de un futuro muy optimista.
Son muchas las voces que manifiestan abiertamente que la eliminación de las medidas de contención supondrán un duro revés para muchas empresas y muchos trabajadores. Moratoria concursal, moratoria de ejecuciones hipotecarias, moratoria de alquileres, ERTE… a lo que hay que sumar los serios problemas de liquidez que arrastran más de 700.000 pymes, según el Barómetro de la gA del mes de septiembre.
En mi opinión, y lo he manifestado de forma reiterada, tampoco serán una solución para las pymes los Fondos Europeos Next Generation. Y, precisamente en este punto, es en el que tiene sentido el título de este artículo. Porque para contar con la liberación de los Fondos desde Europa hacia España, primero debemos acometer una serie de reformas que Europa considera indispensables. Sin entrar en la pequeña "vergüenza" que supone que otros te digan lo que tienes que hacer en tu casa, o nos tomamos en serio las reformas o tenemos un problema.
Si lees la prensa, diferentes medios de líneas editoriales distintas, y durante un período suficientemente extenso, entenderías lo de mentar la incertidumbre. Y, quizás, deberías también hacer una referencia a Groucho Marx, en aquella famosa expresión de "estos son mis principios, y si no le gustan, tengo otros". Porque, insisto en que desde mi punto de vista, una negociación no puede suponer que una de las partes sea capaz de sorber y soplar a la vez. Sentarse en una mesa, o al menos eso parece, con una propuesta "cerrada" y si es rechazada, tenemos otra propuesta "cerrada", me parece una barbaridad en unos momentos tan complicados.
¿Y qué haría yo? Pues primero sentarme con todos los actores que tienen algo que decir en estos asuntos. Escuchar lo que su experiencia y conocimiento aporta, conocer las causas y efectos en su opinión, y después de este análisis, empezar a definir una hoja de ruta para el cambio. Para mí, no hay que negociar "la postura propia", hay que consensuar lo que es bueno para el país.
Porque no duden que la incertidumbre que está generando que, a día de hoy, no se podrá tener más del 30% de contratos temporales, o que la subida de las bases de cotización máximas irán en un determinado sentido, o la formación, o... no son razones para que se levanten las patronales de la mesa. ¿Por qué? Pues porque entonces los planteamientos de los otros interlocutores cambian y se hacen más radicales. Y, por tanto, no se consigue más que se precipiten decisiones o se retraigan otras, lo que hace más profunda la herida que sufren las pymes y los trabajadores.
Por tanto, yo propongo a todos aquellos que intervienen en estas mesas que consensuen más que negocien. Porque este es un problema de todos, y todos tenemos algo que decir. Esto no es actualmente una cuestión ideológica, que ya habrá tiempo. Es un problema de corto plazo que hay que solventar para no tocar el fondo de un pozo del que no podamos salir durante mucho tiempo.
Desafortunadamente, el nuestro no es un país de consenso, en general (seguro que tenemos ejemplos de lo contrario, como podrían ser los Pactos de la Moncloa o el Pacto de Toledo, pero son anécdotas). Estamos a mitad de legislatura, luego hay tiempo para recuperar el plumaje que se hayan podido dejar en las concesiones necesarias para un consenso. Por ello, insisto, alcancen un consenso. Dejen ya de generar incertidumbre, establezcan las medidas a corto plazo que permitan a las pymes sobrevivir, y construyamos un país, verdaderamente nuestro, en el que no nos tengan que decir los demás lo que debemos cambiar.