
"Vísteme despacio que tengo prisa". El refranero español es rico en ejemplificar cómo se deben hacer las cosas del día a día. Gran compañero de viaje, bien llevado por Sancho Panza, quien lo utilizaba para ofrecer su opinión en las ocasiones que se le permitía y la oportunidad lo requería.
Comprobamos con cierto desasosiego como la celeridad, la obligación de dar respuesta urgente a las necesidades que la pandemia nos exige, está llevando a construir normas de manera rauda pero sin el debido reposo para asegurar una adecuada interpretación. Tanto es así, que nos encontramos con que, días después de ser aprobada una norma por el Consejo de Ministros, ésta ve como sufre modificaciones que pretenden adaptarla a lo que realmente se quería acordar.
Los distintos Reales Decretos que dan forma a los ERTE o sus prórrogas o el último Real Decreto que confinaba Madrid, contenían giros que podían ser entendidos de una forma o de la contraria, algo que desde el punto de vista jurídico supone una inseguridad no propia de un país como el nuestro.
Desde la norma que señala el momento en el que empieza a contar el plazo por el que no se puede despedir cuando la empresa ha presentado un ERTE, donde hay interpretaciones variadas y donde la probabilidad de que unos jueces y otros la pueden aplicar de forma bien distinta, hasta entender a lo que se refiere el decreto de confinamiento, donde se señala que se restringen los movimientos a acudir al trabajo, al médico… y que ha sido interpretado por una parte de los juristas como que son esos los movimientos que no se pueden llevar a cabo.
Si algo le tenemos que pedir a nuestros legisladores es que la prisa no les lleve a cometer errores de bulto, que alimenten la inseguridad jurídica
Seguro que en algunos casos, como este último, una lectura detallada nos permitiría alcanzar un inicio de acuerdo. Pero no es recomendable la ambigüedad del lenguaje en temas de tanta relevancia. Y, mucho menos, que dicho lenguaje no contemple adecuadamente lo que se ha querido aprobar, lo que supone cambios tempranos en la redacción de la norma.
Si algo le tenemos que pedir a nuestros legisladores es que la prisa no les lleve a cometer errores de bulto, que alimenten la inseguridad jurídica. A veces, las prisas hay que acompañarlas de la pausa necesaria para que la aprobación de una norma sea rápida, segura y consistente.