La inauguración de la Copa Confederaciones 2013 en Brasil llegó precedida de un momento polémico, cuando la máxima dirigente brasileña, Dilma Rousseff, pretendía declarar el inicio del torneo.
Cuando ella y el presidente de la FIFA, Joseph Blatter, tomaron la palabra en el estadio Nacional de Brasilia, la afición profirió una sonora pitada con abucheos para mostrar su descontento por los últimos cambios políticos y sociales en el país latinoamericano.
Entonces, Blatter tomó la palabra y preguntó a los asistentes: "Amigos brasileños, ¿dónde está el respeto y el fair play?"
A continuación, Rousseff habló con un semblante serio y disconforme con lo ocurrido, y se limitó a decir un protocolario "declaro oficialmente abierta la Copa Confederaciones 2013".
El incidente precedió al primer partido de la competición, en el cual Brasil superó por tres goles a cero a Japón, situándose como líder del grupo A de manera provisional.