
El director de cine Álex de la Iglesia no se calla y ha respondido con dureza a las palabras de Enrique González Macho en la gala de los Goya. Las críticas del presidente de la Academia del Cine sobre el papel de Internet en la industria del séptimo arte han levantado ampollas.
"El cine, por encima de sus derechos, tiene que pensar en sus obligaciones, y la primera es trabajar para el público, y buscarlo donde se encuentre. El público vive y piensa, trabaja y se comunica a través de Internet: comparte ideas, creaciones, música, películas. Vive en Internet. ¿No es lógico, sensato y tremendamente urgente proponer modelos de negocio que se adapten a las necesidades del público?", se pregunta en las páginas de El País.
"Internet no es, y espero que estemos todos de acuerdo, tan solo un nido de piratas. (...) Nadie defiende al que se lucra ilegalmente con el trabajo de los demás. Ahora bien, seamos sinceros, ¿cuál es la oferta legal? Prácticamente nula, si consideramos la urgencia de la demanda. Las excepciones (Youzee, Wuaki, Voddler, Cineclick y Filmin, extraordinario esfuerzo de Juan Carlos Tous) demuestran que es posible y que los valientes abren camino, pero desde luego no es suficiente. ¿Podemos exigir responsabilidades y lamentarnos de nuestras pérdidas si nuestra tienda virtual permanece cerrada? ¿Podemos decir que Internet no es una alternativa al negocio del cine cuando ni tan siquiera lo hemos intentado? ¿No somos responsables de no saber adaptarnos a las necesidades del mercado? ¿Cuanto tiempo vamos a esperar?", cuestiona.
De la Iglesia, además, hace un alegato a favor de "la reconversión del sector" y por abrir "una ventana de comercialización en el mismo hogar del consumidor": "Las películas, queramos o no, se estrenarán en Internet, a un precio consensuado y razonable".
"¿Alguien puede pensar que eso es malo para el cine? Enrique, mi amigo y mi distribuidor Enrique, piensa que este cambio es prematuro, que 'la industria cinematográfica no se puede permitir dar un salto al vacío'. Creo, humildemente, que el vacío está ya bajo nuestros pies. No querer mirar es la más peligrosa de las cegueras. No es fácil, es incómodo pero es necesario", sentencia en antecesor de González Macho.