La nueva adquisición del cineasta es un piso de auténtico lujo en una de las zonas más privilegiadas de la capital. Con casi 420 metros cuadrados y una exclusiva piscina privada situada en el ático del edificio, Amenábar podría haber pagado unos cuatro millones de euros por su nuevo santuario.
Porque si a cualquiera le cuesta pagar su hipoteca, Amenábar no necesita echar cuentas con su entidad bancaria. Basta con mirar las cifras de beneficios obtenidos de sus éxitos cinematográficos para hacerse a la idea de que puede permitirse el 'capricho' de adquirir esta nueva vivienda. Ya con su 'opera prima', Tesis (1996), la recaudación fue cuatro veces superior al dinero invertido en ella (cerca de cuatro millones de beneficio por tan sólo uno invertido). La proporción se mantuvo con Abre los ojos (1997), e incluso aumentó ligeramente con Mar adentro (2004), aunque las cifras absolutas han crecido considerablemente (nueve millones de recaudación en la primera y 53 en la segunda).
Y el mismo camino lleva la última superproducción del director de moda de nuestro cine. Ágora apenas lleva dos semanas en las carteleras de todo el mundo, pero sus 50 millones de presupuesto ya van camino de rentabilizarse... y eso que el film todavía no se ha comercializado en algunos de los mercados más importantes como el estadounidense.
Pero incluso con esta desahogada situación económica, Amenábar ha conseguido un precio muy aceptable tras la negociación por su nuevo inmueble. Según informa este sábado el diario El Mundo en su suplemento La otra crónica, los cuatro millones de euros que podría haber desembolsado el cineasta parecen baratos en comparación con el hipotético valor de mercado (cercano a los siete millones), calculado a partir del precio medio por metro cuadrado de la zona.
Así las cosas, Amenábar podrá disfrutar en breve de su inmenso hogar, en el que dispondrá de un enorme salón, tres dormitorios y hasta cuatro cuartos de baño... además del otro gran valor añadido, la piscina. Un lujo privado situado en el ático del edificio, desde el que se pueden contemplar a la perfección algunos de los lugares más emblemáticos de Madrid, como la Plaza de España y el Palacio Real. Y todo esto lo disfrutará en solitario, al menos mientras continúa sin pareja estable en su vida. Sirva como aviso para los solteros homosexuales de España, porque aquí parece haber un buen partido.
