
Ana María Matute escribió hace varias décadas un relato corto en el que un árbol podía transformar en oro todo lo que tocaba. La obra, llamada El árbol de oro, tenía como eje principal de la trama el árbol de marras, un ejemplar de ciencia ficción que, sin embargo, podría no estar tan alejado de la realidad. Así lo ha demostrado un grupo de científicos australianos, que ha descubierto que las hojas de los árboles pueden llegar a albergar oro en su interior.
El estudio, realizado por la Organización Científica e Industrial de la Commonwealth y publicado en la revista Nature Communications, establece que los árboles cuyas raíces se adentran sobre yacimientos de oro a gran profundidad recogen en sus hojas cantidades superiores a las normales.
Para llegar a esta conclusión, los investigadores analizaron hojas, ramas y cortezas de varios ejemplares de eucalipto situados sobre un yacimiento de oro a unos 35 metros de profundidad y de otros emplazados a 200 metros de la mina. Las muestras de los primeros tenían concentraciones de oro hasta 40 veces más grandes.
Ayuda en la localización de yacimientos
Este descubrimiento podría ser de gran ayuda en las futuras localizaciones de yacimientos de oro, ya que podría evitar excavaciones innecesarias. No obstante, el oro no se puede extraer de las hojas y las cantidades que hay en éstas son mínimas.