Una supernova es, como indica su nombre, mucho más que una nova. Se trata de una emisión extremadamente luminosa causada por la explosión de una estrella que la puede hacer brillar brevemente más que toda una Galaxia.
Después en semanas o meses, el tremendo brillo, cae en vertical, dejando un remanente observable o no. En este intermedio puede emitir más energía que el Sol durante toda su existencia (unos 10.000 millones de años)
Cuatro telescopios trabajando en diferentes longitudes de onda han sacado imágenes de la nebulosa RCW86 situada en la Constelación de Ciocinus (cerca del alfa de Centauro en el Hemisferio Sur). Son, el de Rayos X de las ESA (European Space Agerncy) XMM- Newton Observatory y los de la NASA, Chandra X ? Ray Observatory, el Spitzer Space Telescope (Infrorojos) y el Wise (Widefield Infrared Swryey Explores).
La imagen multiondas resultante nos enseña el remanente que quedó de la supernova observada por los astrónomos chinos en el 185 después de Cristo hace casi 2.000 años que duró unos 8 meses en el cielo y se cita en Houhashu, libro del siglo V. La llamaron "estrella visitante".
Gracias a la combinación de rayos X e infrarrojos que se observa en la imagen, estudiándola, se ha podido deducir que se trataba de un sistema compuesto por una enana blanca (estrella muerta) y su provocadora compañera que, antes de la explosión, consiguió que la enana, crease, soplando energía, una enorme cavidad que rodeó al sistema.
Más rápido que nunca
La explosión dentro de esta cavidad hizo posible que la expansión fuese mucho más rápida que sin ella. Estos resultados tienen una gran implicación en el estudio y teorías de las supernovas producidas por sistemas binarios.
La RCW86 está a unos 8.000 años luz y tiene unos 85 años luz de diámetro (1 año luz= 9,46 billones (millones de millones) de Kms. Tycho Brae (1546-1601), el noble y gran astrónomo danés, seguramente el mejor observador del cielo antes de la invención del telescopio astronómico (Galileo) que construyó el palacio-observatorio de Uraniaborg, observó a los 26 años, en 1572, una gran supernova en la constelación de Cassiopea. La llamó "Stella Nova" (estrella nueva) y era tan luminosa (superó la magnitud de -4), que se podía ver en pleno día. Esto pasaba en una época en la que se pensaba que el cielo era inmutable y era imposible la aparición de nuevas estrellas. Esto contribuyó a su merecidísima fama.
Su aventajado discípulo Kepler (1571-1630), que describió las leyes que rigen las órbitas de los planetas alrededor del Sol (contra la opinión de su maestro que creía que todo giraba con la Tierra como centro), estudió "su" supernova en 1604, que llegó a -2,5 de magnitud (solo superado en brillo por el planeta Venus) en la constelación de Ophicus. El resto de lo que quedó todavía es objeto interesante de observación.
La famosa nebulosa del Cangrejo M1 (del catálogo de Messier) o NGC 1952 es una de las cosas más impresionantes de mirar en el espacio con telescopio. Se trata del resto de una supernova documentada por los astrónomos chinos y árabes en el 1.054. Lleva el nº1 del catálogo Messier (sabio francés del siglo XIX descubridor de cometas que confeccionó el primer catálogo de objetos nebulosos del cielo nocturno). Está unos 6.300 años luz y tiene un diámetro de unos 6 años luz.
Sobre la estrella de Belén que se dice guió a los Reyes Magos en su visita al infante Jesús, hay diferentes teorías que van desde la conjunción de planetas, cometas, alineaciones, hasta la de que se trató de una supernova registrada por astrónomos chinos y coreanos el año 5 antes de Cristo. Disparidad de opiniones.
Es infrecuente localizar supernovas como las descritas en nuestra Galaxia Via Lactea, habiéndose descubierto varias en otras lejanas. En este tipo de explosiones se producen como consecuencia los elementos que componen a los seres vivientes.
Se podría, pues, decir que sin estas tremendas catástrofes no existiría lo que entendemos como vida.
Una supernova cerca de la Tierra