
Las fábricas europeas tienen que reducir su consumo energético y la cantidad de CO2 que emiten a la atmósfera. En esta dirección van las políticas públicas, como el segundo Plan Nacional de Emisiones 2008-2012, que restringe los derechos de emisión de CO2 al sector industrial a 72,81 Mt al año.
Una forma de lograr alcanzar estos objetivos es mejorar la eficiencia de los motores industriales, ya que estos consumen aproximadamente el 65 por ciento de la factura energética industrial.
Y es que según las ultimas cifras, entre 2007 y 2008 el sector industrial español aumentó el consumo energético un 0,3 por ciento, pasando de 36.208 Ktep (1.000 toneladas equivalentes de petróleo) a 36.333. Unos datos que contrastan con el Índice de Producción Industrial que cayó en este mismo periodo un 6,8 por ciento.
Cómo ahorrar
Según ha explicado Fernando Nuño, Director de electricidad y energía del Instituto de Empleo del Cobre, a El Economista "en la actualidad existen dos formas distintas de lograr esa eficiencia. La primera es a través de un dispositivo electrónico conocido como variador de velocidad y la segunda manera es sustituyendo los motores tradicionales por otros nuevos que cuenten con tecnología eficiente".
El variador de velocidad permite ajustar la energía para cada régimen de carga, ya que los motores de baja eficiencia suelen utilizar siempre la misma fuerza, sin tener en cuenta la carga, usando así más energía de la necesaria. En cuanto al segundo sistema, los motores eléctricos industriales eficientes poseen un 30 por ciento más de cobre en su infraestructura y por tanto reducen un 30 por ciento el consumo, ya que el uso del cobre como material conductor evita, en gran medida, las pérdidas en el transporte de la energía, aumentando así la eficiencia.
Estos productos garantizan un ciclo de vida mayor que el resto de motores y reducen el riesgo de que se produzca un sobrecalentamiento o un cortocircuito en los mismos.
Otros materiales que fomentan el ahorro
También existen otros materiales que, como el cobre, favorecen el ahorro. Así, encontramos el acero magnético gracias al cual se pueden reducir las pérdidas magnéticas. La instalación de cualquiera de estos sistemas provocaría una mejora de la eficiencia, que permitiría alcanzar un ahorro anual de 202 Twh, lo que significa un 7 por ciento del consumo europeo y el equivalente al funcionamiento de 35 plantas de energía nuclear al año.
De los 202 TWh/año que se ahorran, 27 están asociados a una mejora de la eficiencia del motor, 50 a la introducción de un variador de frecuencia y 125 a la introducción de una mejora del sistema al que se aplica el motor (bombas, compresores, ventiladores).
Esto evitaría la emisión de unos 100 millones de toneladas de CO2 a la atmósfera, lo que equivale al 25 por ciento de las emisiones que España realiza al año.
Asimismo los costes operativos se verían reducidos en 10.000 millones de euros al año. Esta es, por ejemplo, la misma cantidad que el Gobierno español ha destinado a la partida de infraestructuras del Ministerio de Fomento, en los últimos Presupuestos Generales del Estado.