Asia

La central nuclear de Fukushima no da un respiro a Japón

La central nuclear de Fukushima-1, que desde el 11 de marzo mantiene en vilo a la comunidad internacional, no da un respiro a Japón. Aunque las tareas de refrigeración se han agilizado desde que los operarios de la compañía consiguieron restablecer este martes el suministro eléctrico, la Agencia Nuclear de Japón alerta de que el nivel de radiación alrededor del reactor número 2 de la central nuclear de Fukushima es el más alto registrado hasta la fecha.

La Compañía Eléctrica de Tokio (TEPCO), propietaria de la central nuclear, continúa con el vertido de agua sobre la central, ya que la temperatura todavía es elevada en la mayoría de sus reactores.

Además, la Compañía Eléctrica de Tokio (TEPCO) ha anunciado que los termómetros de los tres primeros reactores de la planta vuelven a funcionar por primera vez desde el seísmo.

La temperatura del reactor número uno de la central nuclear de Fukushima-1 ha aumentado hasta alcanzar los 400 grados Celsius, por encima de los 302 legales, aunque no representa un peligro inmediato, según ha informado este miércoles la Agencia de Seguridad Nuclear de Japón.

Por su parte, el primer ministro japonés, Naoto Kan, pidió este miércoles a las autoridades de Fukushima que prohíban la distribución y consumo de una decena de verduras de esa provincia, afectada en su costa este por los problemas de fugas de su central nuclear.

El Gobierno indicó que ha encontrado niveles excesivamente altos de radiación en once tipos de verduras procedentes de la provincia de Fukushima y en la leche de la vecina provincia de Ibaraki, más al sur.

El Ministerio de Sanidad japonés pidió a la población que no consuma esos alimentos, que incluyen espinacas, brócoli, repollo o nabo, entre otros.

Problemas en el agua

Más alarmante fue la admisión, por parte del gobierno metropolitano de Tokio, de que los niveles de yodo radiactivo en el agua de la capital japonesa habían superado los límites permitidos para niños menores de un año, por lo que recomendó a los padres que no la administren en biberones y otras fórmulas.

Una vez más, las autoridades volvieron a pedir calma y aseguraron que el consumo de agua del grifo de la capital nipona no supone ningún riesgo inmediato para la salud, ni en el caso de los bebés, y que los adultos pueden beberla sin problemas.

Pero, al momento, las redes sociales se llenaron de mensajes de tokiotas que salieron de sus trabajos a los combini (tiendas 24 horas) para comprar agua embotellada, cuyas existencias se agotaron en muchos comercios.

El alcalde de Tokio, Shintaro Ishihara, pidió "calma" y "sensatez", mientras el omnipresente portavoz del Gobierno, el ministro Yukio Edano, reclamaba a la población que no hiciese acopio de botellas de agua mineral.

Una concentración de yodo de 210 becquerel por kilo se detectó en la planta de Kanamachi, que surte al centro y oeste de la capital japonesa, por encima del límite de 100 becquerel por kilo considerado seguro para los bebés pero inferior a los 300 becquerel de los adultos.

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