Asia

El Dalai Lama en la Casa Blanca encoleriza a un Pekín más sabio

Noviembre de 2007. El portaaviones estadounidense USS Kitty Hawk se dirigía a Hong Kong con miles de marineros a bordo que, tras meses en alta mar, iban a desembarcar en la ex colonia británica para disfrutar de días de asueto junto a familiares llegados para la ocasión desde el otro lado del Pacífico. Sin embargo, a última hora todo se vino abajo.

Desde Pekín llegó una orden tajante denegando el permiso para entrar en aguas territoriales chinas. Entonces, la prohibición se interpretó como la represalia por la distinción de honor que, días antes, había concedido el Congreso de Estados Unidos al Dalai Lama.

Ahora, poco másde dos años después, ante una situación prácticamente idéntica, Pekín ha optado esta vez por elegir mejor sus batallas. Ayer, el portaaviones USS Nimitz atracó sin mayor novedad en HongKong pese a que el líder espiritual tibetano y el presidente Obama se reúnen hoy jueves en la Casa Blanca.

Mundos opuestamente diferentes

Ahora bien, que Pekín apueste por una relación más pragmática y menos visceral con Washington no significa que haya digerido bien la cita de Obama con su enemigo acérrimo. Días atrás recurrió, cómo no, a la retórica habitual del "perjuicio para las relaciones bilaterales" y el "daño a los sentimientos del pueblo chino" para exteriorizar su desaprobación, repertorio que con seguridad tendrá en la jornada de hoy continuidad.

Sin duda, el nuevo capítulo de tensión diplomática entre la potencia actual y la emergente destapa una certeza incontestable: que, más allá de su relación económica simbiótica, ambos defienden valores y mundos filosóficos e ideológicos distintos, cuando no abiertamente opuestos. Y claro, compartir la misma cama pero no los mismos sueños es fuente inevitable de fricciones, sobre todo considerando que ambos son además competidores geopolíticos.

Intercambio de golpes

El duelo entre Washington y Pekín se encuentra en pleno intercambio de golpes. Además de los rifirrafes comerciales de tintes proteccionistas, China reprocha a EEUU la millonaria venta de armas a Taiwán, la politización del caso Google y sus acusacionesde ciberespionaje, además de la recepción al Dalai Lama. Que EEUU no reconozca un Tíbet independiente o que Obama se deba a ciertos rituales democráticos, como es recibir al líder tibetano como han hecho todos los presidentes desde Bush padre, es convenientemente ignorado por Pekín.

La Administración Obama tiene además coartada. Hillary Clinton tuvo la deferencia de hacer su primera visita oficial a China, minimizando en ella la importancia de los Derechos Humanos y recibiendo fuertes críticas por ello. Su aproximación al régimen comunista, sin embargo, no ha dado frutos:Pekín bloqueó la cumbre medioambiental de Copenhague, no ha logrado moderar a Irán en su deriva nuclear y no ha dado señales de estar dispuesto a revalorizar el yuan.

Por tanto, ¿qué cabe esperar? Hay quien cree que una China pletórica por haber salido fortalecida de la crisis ejercerá mayor poderío frente a EEUU, utilizando como palanca la amenaza subliminal de una venta masiva de los bonos de Deuda estadounidense que posee. Ayer se supo que en diciembre Pekín redujo sus compras de dichos bonos un 4,3% , sin que se sepa si hay un cambio de tendencia.

Sin embargo, esta opción hay que descartarla a corto plazo porque China no podría realizar una maniobra así sin autolesionarse de gravedad, esto es, sin devaluar el resto de su deuda en dólares y sin arruinar a EEUU. Por tanto, continuará el intercambio de golpes, pero nadie caerá a la lona. Ninguno puede permitirse cruzar la línea roja.

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