
Al menos ocho personas han muerto y otras 48 han resultado heridas en enfrentamientos en la sede central de los Hermanos Musulmanes en El Cairo entre islamistas y opositores, que han logrado tomar el edificio, informaron a Efe fuentes médicas. Siete muertos y más de 600 heridos colocan a Egipto al borde de la revolución
El ataque sobre la sede de la Hermandad -a la que pertenecía el presidente egipcio, Mohamed Mursi, hasta que asumió el cargo- comenzó anoche con el lanzamiento de cócteles molotov y piedras por parte de los manifestantes, mientras que miembros de la agrupación disparaban desde dentro del edificio contra los agresores.
Centenares de miles de personas se congregaron en la plaza Tahrir de El Cairo para pedir la renuncia del presidente de Egipto, Mohamed Mursi, mientras numerosas marchas llegaron desde otras zonas de la capital. Algunas de las marchas, que oficialmente empezaron a las 16:00, llegaron a la céntrica plaza cairota, donde los manifestantes ondearon banderas egipcias y portaron pancartas en las que estaba escrita la palabra "Erhal" (Vete), en alusión al presidente islamista.
Familias enteras acudieron al lugar, donde destacaba la presencia de mujeres, mientras que en las calles adyacentes apenas había tráfico y los comercios permanecían cerrados, como si fuera un día festivo. El propietario de una tienda de recuerdos Magdi Mohamed dijo que ha participado en la protesta, que coincide con el primer aniversario de la llegada de Mursi al poder, porque "la revolución aún no se ha completado". "En un año, el presidente ha cometido muchos errores; si esperamos otro año cometerá el doble y si esperamos cuatro acabaremos siendo extranjeros en nuestro propio país", explicó Mohamed.
Por su parte, la funcionaria Hala Ali destacó que "lo importante es que Mursi se vaya porque ha dividido al país". "Soy mujer, musulmana y llevo velo, pero aquí no hay musulmanes ni cristianos. Somos todos egipcios", afirmó Ali, que se sumó así a las críticas de quienes acusan al presidente islamista de seguir los intereses de los Hermanos Musulmanes y no de todo el pueblo.
Grupos de voluntarios controlaban los accesos a Tahrir para evitar que hubiera personas que se infiltrasen con armas y objetos punzantes, al tiempo que otras marchas se dirigieron hacia el palacio presidencial de Itihadiya, en el barrio de Heliópolis. Según la agencia oficial de noticias Mena, al menos 46 personas armadas fueron arrestadas en El Cairo y la vecina provincia de Guiza, y otra en la ciudad mediterránea de Alejandría que supuestamente vendía botellas de agua contaminada entre los manifestantes.
Además, la Policía egipcia detuvo a 17 hombres armados cuando se dirigían a la manifestación en favor de Mursi, también en El Cairo, informaron fuentes de seguridad, que añadieron que se han interceptado grandes cantidades de armas a personas que iban hacia esa concentración.
Varios helicópteros militares sobrevolaron Tahrir, mientras el Ejército y la Policía se desplegaron en las principales instituciones y puntos estratégicos del país para mantener la seguridad. Mientras, en el delta del río Nilo se registraron choques entre partidarios y contrarios a Mursi en la localidad de Mahala, según fuentes de seguridad. Varias sedes del partido Libertad y Justicia, de los Hermanos Musulmanes, fueron atacadas y quemadas por opositores en las provincias de Sharqiya (en el delta) y de Beni Suef (al sur de El Cairo), mientras que asaltantes destruyeron el mobiliario de un local de la formación gobernante en el este de Alejandría.
Pese a los controles, más de 600 resultaron heridas. En la provincia de Assiut, desconocidos pasaron en moto y dispararon contra los manifestantes, causando la muerte de tres de ellos. El periódico Al Ahram informó en su versión on line que el ataque se produjo en las inmediaciones de una de las sedes del partido Hermanos Musulmanes, e indicó que otras ocho personas resultaron heridas, entre ellas un policía.
La Presidencia del país destacó poco antes de conocerse las muertes que "el diálogo es la única vía" para salir de la crisis que vive el país. En una rueda de prensa, el portavoz, Ihab Fahmi, afirmó que Mursi está dispuesto a dialogar, ya que esa "es la única vía de conseguir un acuerdo nacional" que permita superar las diferencias. "No hay ninguna medida que tomar aparte del diálogo. No hay otra alternativa para llegar a una reconciliación nacional verdadera", subrayó Fahmi, en referencia a los pasos necesarios para calmar la situación. Consideró que el respeto a las distintas opiniones "es un rasgo de la democracia" y pidió a los egipcios mantener la calma, participar pacíficamente en las marchas y unirse "contra los intentos de discordia".
Fahmi negó que haya cambios en el Gobierno del primer ministro egipcio, Hisham Qandil, o un hipotético traspaso del poder a las fuerzas armadas. "El único papel del Ejército egipcio es proteger las fronteras del país y sus instituciones vitales", añadió el portavoz, quien desmintió que los militares hayan intentado mediar para conseguir un diálogo entre la Presidencia y las fuerzas políticas.
Respecto a los problemas económicos que atraviesa Egipto, Fahmi aseguró que Mursi se reunió hace un par de días con los gobernadores y algunos ministros para que aumenten sus esfuerzos de cara a resolverlos.