
El buen gobierno y las políticas y estrategias de responsabilidad social empresarial (RSE) han dejado de ser una opción, para convertirse en "una necesidad y una ventaja competitiva para las pymes, esencial para su supervivencia. No es una medida cosmética; debe de estar implantado desde el convencimiento y el compromiso de la propiedad y los órganos de gobierno de cada entidad", afirmó Max Gosch, coordinador de la Comisión de RSC e Informes Integrados del REA Auditores (CGE), en la presentación en Valencia de'Guía de Buen Gobierno Corporativo para Empresas Pequeñas y Medianas', en la sede del Colegio de Economistas (COEV).
La guía, elaborada por el Registro de Economistas Auditores del Consejo General de Economistas, con la colaboración de Cepyme, es una herramienta que establece unas directrices básicas para que las pymes puedan implantar medidas de buen gobierno que optimicen su desempeño económico social y medioambiental, favorezcan las relaciones con sus grupos de interés y aumenten su competitividad. Se ha elaborado como un manual práctico y esquemático, de fácil consulta, organizado a través de un test de 20 preguntas, doce principios básicos y 26 recomendaciones.
En su presentación, Juan José Enríquez, decano del Colegio de Economistas de Valencia ha destacado que, aunque hace ya bastantes años que se viene hablando de conceptos como la transparencia, el buen gobierno o las buenas prácticas, "ha sido en los últimos años cuando estas cuestiones han tomado una importancia fundamental en la propia gestión de la empresa" y se ha evidenciado "que es capaz de crear valor para la propia empresa, porque genera confianza en inversores, socios y en el conjunto de la sociedad".
Para Gosch, esta guía salda una deuda con las pymes, "que realizaron un gran esfuerzo de adaptación de su gestión a las circunstancias en los procelosos mares de la crisis".El experto afirma que "el patrón precio ya no es tan determinante a la hora de elegir un producto, ya que existe una gran sensibilidad social y las pautas de consumo han cambiado".
Además, ha destacado que "un problema de las pymes es que muchas ya están aplicando efectivamente políticas de buen gobierno pero no lo comunican, porque no está en su ADN", y eso es "fundamental".
"Respuesta a la globalización"
Francisco Bonatti, socio director de Bonatti Penal y Compliance, indicó que nos encontramos "en un cambio de era", como consecuencia de la incapacidad de los Estados para controlar a las grandes organizaciones multinacionales con las herramientas tradicionales. Por ello, surge la autorregulación como "una respuesta de la sociedad ante los retos de la globalización".
En este sentido, el compliance se configura como "una herramienta de las organizaciones para conocer si están cumpliendo sus objetivos", pero, también, como "generador de indicadores que permitan explicar con datos a la sociedad este grado de cumplimiento".
Bonatti considera que "la RSE y el compliance plantean retos que tienen que entender no sólo las pymes, sino el legislador y la Administración, con base a los principios de proporcionalidad y seguridad razonable".
Control de riesgos
Finalmente, Fernando Ibáñez ha presentado la actividad del Club de Empresas Responsables y Sostenibles (CE/R+S) de la Comunitat Valenciana. Ibáñez ha definido este ámbito como "el nuevo área de control de riesgos de la empresa" y ha afirmado que la RSE "no es filantropía, sino un aspecto estratégico qu afecta transversalmente a toda la organización". Considera que "es una demanda de la sociedad, que penaliza duramente su incumplimiento". Por el contrario, "para las empresas que implantan modelos sostenibles, los beneficios se obtienen desde el primer momento".
Fernández advirtió de que "la normativa en materia de buen gobierno y RSE es cada vez más extensa y, en breve, pasará de ser algo voluntario a ser obligatorio", tal y como ya ha ocurrido en otros países, por lo que, "las empresas mejor adaptadas tendrán una clara ventaja".