
La empresa valenciana Ingelia gestionará la basura orgánica recogida de forma selectiva en 14 municipios del norte y centro de Italia -200.000 habitantes-, a través de una filial constituida al 33 por ciento con las empresas locales Gielle y Smarty Agency, según ha anunciado mediante un comunicado.
Ingelia Italia invertirá 15 millones de euros en la construcción, en Cappanori (Toscana), de una planta con 10 reactores con tecnología HTC (carbonización hidrotermal) con capacidad para transformar 75.000 toneladas de basura al año en biocarbón de uso energético e industrial.
Ingelia firmó en octubre un acuerdo estratégico con la británica CPL Industries, que tomó un 10 por ciento de la española y exportará su tecnología. Ambas firmas invertirán 4,2 millones en tres plantas de producción en Valencia e Inglaterra.
La empresa participa en el proyecto de investigación comunitario Newapp, dotado con un presupuesto de 2,58 millones, en el que participan ocho centros de investigación y empresas de cuatro Estados miembros (Bélgica, Alemania, Dinamarca y España).
El proyecto está centrado en analizar las posibles aplicaciones de la tecnología HTC y su producción, que además de ser usada como combustible, "podría comercializarse también como carbón activado para el tratamiento de aguas (lodos de depuradora), para regenerar el suelo o como secuestrador de carbono", según Ingelia.
Hace falta concienciación
No obstante, para ello, según la empresa, sería necesario "seguir el modelo italiano o el de tantos otros países centroeuropeos en los que los ciudadanos separan la facción no orgánica (cristal, plástico y papel pero también todo lo que se conviene en llamar "indiferenciado") de la orgánica (restos alimentarios, fundamentalmente)".
En la zona donde Ingelia Italia comenzará a valorizar estos residuos, continúa la empresa, "la basura no orgánica se recoge puerta a puerta en bolsas codificadas con chip (lo que permite identificar a quien no realiza correctamente la criba doméstica) y con un precio de 10 euros por bolsa, que lógicamente desincentiva acumular demasiados restos no catalogados (indeferenciados) y permite recoger la facción orgánica con una pureza superior al 96 por ciento".
Según datos de la Comisión Europea, la UE genera cada año entre 120 y 140 millones de toneladas de biomasa residual, procedente de restos agrícolas y residuos municipales, todos ellos con alto grado de humedad. El 67 por ciento de estos materiales se incineran o se almacenan en vertederos, con el impacto ambiental que ello conlleva, mientras que sólo un reducido porcentaje de estas biomasas, son aprovechadas en procesos de compostaje, digeridas anaeróbicamente o utilizadas como forraje para los animales. Una directiva Marco de Residuos limita las posibilidades de incineración de los residuos.