
El Gobierno valenciano recibió a finales de septiembre la buena noticia de que la empresa pública Aeropuerto de Castellón (Aerocas) había ganado el pleito a la exconcesionaria del famoso aeródromo sin aviones, que exigía cobrar no solo el coste de la obra, sino también una indemnización por daños y perjuicios. En total, hasta 132 millones de euros más IVA.
La sentencia del juzgado de Castellón era un regalo envenenado, ya que si bien daba la razón a Aerocas en que la rescisión del contrato estuvo justificada y no cabe indemnización, fija el precio definitivo que debe ser abonado con intereses de demora a partir del día de la sentencia. Son 121 millones más el IVA -entonces era del 18 por ciento-, es decir, 142,7 millones.
Dado que Aerocas está en quiebra técnica, el dinero lo debe poner la Generalitat, que no se plantea pagar en 2013, por falta de liquidez y de no elevar aún más el déficit.
Según figura en la memoria anual de 2012 de Aerocas, la empresa preveía incluir en un plan de pagos gubernamental la factura inicial de 111 millones más IVA, que era el presupuesto inicial de Concesiones Aeroportuarias (Conaer). Sin embargo, fuentes de la Generalitat han explicado a elEconomista que esa opción está descartada porque el Ministerio de Hacienda no la habría admitido. La Generalitat ha obtenido un total 870 millones en la actual convocatoria del FLA.
La Generalitat quiere negociar
La intención de la Consejería de Hacienda es negociar con Conaer para reducir el desembolso sin dejar de pagar. ¿Cómo? Aerocas concedió a Conaer un préstamo participativo de 44 millones que se podría cancelar y restar de la factura. Además, Conaer tiene un préstamo de un pool de bancos por 34 millones en el que se podría subrogar la Generalitat. Suman 78 millones que no tendría que desembolsar.
Si Conaer se enroca, Aerocas tendría que abonar los 142 millones de golpe y tardaría en cobrar su préstamo, ya que la exconcesionaria está en concurso de acreedores. En la Generalitat confían en un acuerdo. Si no, tienen claro que Conaer tardará en cobrar, como el resto de sus acreedores.