
Facebook ha recogido y analizado datos de 6,4 millones de adolescentes australianos y neozelandeses para determinar su estado de ánimo y facilitar a los anunciantes información sobre los momentos en los que se sienten más vulnerables e inseguros.
Un documento interno de Facebook Australia de 23 páginas y etiquetado como confidencial describe este procedimiento, que ha sido filtrado por el diario The Australian provocando un justificado escándalo.
El documento firmado por David Fernandez y Andy Sinn, dos ejecutivos de la red social en aquel país, especifica cómo los comentarios, publicaciones, mensajes e interacciones de los usuarios menores son recopilados por algoritmos para acotar "los momentos en los que los adolescentes se sienten necesitados de un revulsivo de confianza".
Según este documento, los datos recogidos en tiempo real de las publicaciones y analizados posteriormente permiten que Facebook detecte cuándo los jóvenes se sienten "estresados, derrotados, agobiados, ansiosos, nerviosos, estúpidos o inútiles". También relacionan cuándo se encuentran en instantes en los que se sienten más capaces de "superar los miedos".
Presas en bandeja
Esta información facilitada a los anunciantes de la red social permite a las compañías aproximarse a los adolescentes cuando más vulnerables e inseguros se sienten, como si de presas se tratara.
Tras la publicación del contenido del documento confidencial, Facebook ha pedido disculpas a través de un portavoz en su delegación australiana, y ha confirmado la apertura de una investigación al respecto.
Tras años de rumores sobre los métodos que emplea Facebook para gestionar su publicidad y permitir a las empresas acceder a su suculento mercado, la filtración de este texto supone una evidencia de que la mayor red social del mundo traspasa todas las líneas éticas, internándose en la psicología de sus usuarios más vulnerables -menores de edad- para ofrecerlos en bandeja de plata a las firmas comerciales con todas sus debilidades al descubierto. En el caso de Australia y Nueva Zelanda, ha afectado a 6,4 millones de adolescentes, incluyendo a "estudiantes de instituto, de formación superior y jóvenes empleados", según el documento secreto.