
Como en cada movimiento del mercado, explicaciones a la caída del crudo en las últimas semanas las hay para todos los gustos, aunque la más plausible de todas ellas es la que apuesta por Arabia Saudí como la artífice de un intento por echar del mercado al poco competitivo petróleo de esquistos bituminosos de EEUU. Aunque nunca conviene desechar del todo las hipótesis menos sensatas y más sensacionales... como la aparición de la fusión fría.
Si hubiese que juzgar al reactor E-Cat por la fama de su inventor, un italiano con antecedentes penales por fraude, la cuestión no merecería demasiado análisis. Pero lo cierto es que tres años después de que se le denegase la posibilidad de patentar su invento por "ofender las leyes de la física", el reactor de Andrea Rossi sigue dando que hablar.
Y esta vez no se trata sólo del alocado emprendedor: nada menos que seis físicos con reputaciones fuera de duda han dedicado 32 días a experimentar con este reactor que produce mucha más energía que la que proporciona el combustible que se le suministra, tal como señala Extreme Tech.
Sin radioactividad
Tal como revela el paper publicado por los 6 científicos, dos de ellos italianos y otros cuatro pertenecientes a la Universidad de Uppsala y al Real Instituto Tecnología de Suecia, "el total neto de la energía obtenida durante la prueba de 32 días de duración fue de unos 1,5 MWh", con un solo gramo de combustible.
Los científicos señalan además que "esta cantidad de energía es muy superior a la que puede ser obtenida por cualquiera de las fuentes químicas en el reducido volumen del reactor".
Aunque los autores del estudio ya se juegan bastante su reputación al firmar este estudio, han sido lo bastante prudentes como para no escribir las palabras "fusión fría", una de las mayores promesas energéticas de la humanidad y, por el momento, poco más que un anhelo pese a los esfuerzos de decenas de laboratorios de todo el mundo.
En todo caso, y guardando la ropa, los seis científicos son claros: comparando la composición de los elementos usados en la reacción (fundamentalmente polvo de níquel con litio como aditivo) se atreven a asegurar que "hay indicios de que en el proceso han ocurrido reacciones nucleares, lo que en todo caso es difícil de reconciliar con el hecho de que no se ha detectado radioactividad fuera del reactor durante las pruebas".
Eso es tanto como decir que, a la vista de las pruebas, el reactor funciona como una máquina de fusión fría, pero sin correr el riesgo de que la posteridad les recuerde por haberlo afirmado tajantemente.
¿Estamos pues ante el inicio de una nueva era energética y tecnológica, o ante el mayor engaño jamás perpetrado, uno capaz de confundir incluso a reputados científicos? Sólo el tiempo podrá decirlo.