
Está escrito que las cosas no siempre suceden como convienen. Orange anunció su oferta por Jazztel el peor día de todos, justo la fecha en la que alcanzó sus máximos históricos. Se mire por donde se mire, la puntería fue un fiasco. Los accionistas de Jazztel siempre recordarán que la prima ofertada apenas rondaba el 8% respecto al cierre de la última sesión, olvidando que el incentivo alcanzaba el 34% en relación con el precio medio ponderado de cierre de los últimos 30 días de cotización. Así es la vida.
Unas operaciones se preparan a conciencia durante meses para después acelerarlas ante circunstancias cambiantes. Algo de eso ha sucedido con la oferta de compra de Jazztel por parte de Orange. La intención inicial del grupo galo consistía en esperar pacientemente a que Jazztel redujera su valor bursátil. Se imponía mandar mensajes que enfriaran los rumores de opa. El operador transmitió en sus corrillos que no existía prisa por responder a Vodafone tras la compra de Ono.
La filial española del grupo francés aprovechaba cualquier ocasión para recalcar que sus inversiones en fibra óptica avanzaban por su propio ritmo, ajeno a las posibles adquisiciones. Opinaban que no existía la imperiosa necesidad de comprar Jazztel para competir con Telefónica y Vodafone, como lo demostraban las cifras de captación de clientes en banda ancha fija y móvil. Orange hubiera soñado con anunciar alguna gran alianza que agilizara el despliegue de fibra óptica, al margen de la firmada y corregida con Vodafone.
Eso hubiera sido un jarro de agua helada sobre el valor de Jazztel y hubiera rebajado el precio final. Pero nada de eso sucedió. Los estrategas de Jazztel actuaron con mayor astucia. Aprovecharon que Telia Sonera andaba mendigando un comprador para amagar su interés. A cambio de un precio de derribo, Yoigo hubiera sido una excelente inversión para Jazztel.
La compañía de Fernández-Pujals hubiera creado un grupo de fijo y móvil de cierto peso, capaz de atraer interesados lejos de España. Siempre estaría un Carlos Slim con ganas de irrumpir en el mercado español de las telecos.