
El suceso dejó huella en Italia. Sentado en su minúscula terraza del Palazzo Madama, el senador Massimo Mucchetti todavía lo recuerda con exactitud. Aquella noche del 5 de noviembre de 2004, Vittorio Colao apareció en su despacho del Corriere della Sera para dejarle un mensaje: "¿Podríamos vernos discretamente?" Se enfundó el gabán y acudió a un bar cercano.
El entonces director de RCS Media Group le explicó que sus dos ordenadores habían sido víctimas de un "ataque informático". El editor prometió quejarse y el exdirector de seguridad de Telecom Italia y Pirelli (accionista del periódico), Giuliano Tavaroli, fue condenado a una pena de cárcel en un oscuro caso de espionaje informático.
El agudo sabueso del Corriere, uno de los mejores periodistas de investigación de la península y recientemente elegido senador por las listas demócratas, llegó a escribir un libro: Le ver du Corriere. Para Vittorio Colao, la "experiencia en RCS" duraría poco.
Nueve años después, el contraste no podría ser más sobrecogedor. Consejero delegado del operador móvil británico y exiliado voluntario en Londres, a sus 52 años Vittorio Colao ha concluido la operación financiera del siglo con la venta de su 45% en Verizon Wireless por 130.000 millones de dólares, justo cuando el antiguo jefe de Telecom Italia, Franco Bernabè, ha tenido que despedirse de malas maneras ante al asalto de Telefónica.
Si no le hubieran despachado brutalmente de RCS Media Group hace siete años, podría hasta sonreír. Pero no es el estilo del más respetado y envidiado de los condotieros expatriados. Fue uno de los pocos veteranos de McKinsey Italia en renunciar al claroscuro caravaggesco del capitalismo latino para dirigir hoy una multinacional en Londres.
El único directivo italiano
"Es uno de nuestros pocos directivos con una visión realmente internacional de los negocios y un agudo sentido de la creación de equipo y la estrategia a largo plazo", opinaba Rodolfo de Benedetti, uno de sus fieles compañeros de ruta, junto a James Murdoch y Mario Greco (Generali), en el tradicional maratón de Dolomitas. A diferencia del hijo de familia que hereda el cargo de su padre, donde todavía reina la estatua del comandante, en Milán, este hijo de carabinero se instaló en 2008 en South Kensington, cerca de Chelsea y la lujosa calle The Boltons de Londres.
Es un gran amante del ciclismo y el surf que huye de lo mundano. Sólo se reúne dos veces al año, junto a John Elkann (Fiat), el propio Rodolfo de Benedetti y Paolo Scaroni (ENI), en la Mesa Redonda Europea de Industriales (ERT), fundada en 1983 por el jefe de Volvo. Con su metro ochenta y dos, este oriundo de Brescia de envergadura atlética, apasionado de la literatura y huérfano de padre desde la adolescencia, recibió una educación calvinista que le predispuso quizá para el exilio. Licenciado por la universidad milanesa de Bocconi (laboratorio de excelencia y coto privado de Mario Monti) y Harvard, cuenta entre sus amigos a las dos estrellas incipientes de las finanzas italianas, Corrado Passera (antes en Banca Intesa), de quien fue asistente en Mondadori en sus orígenes, y Alessandro Profumo (MPS), ambos salidos de McKinsey Italia.
Un joven con futuro
En 1996, inició su trayectoria en las telecomunicaciones. Con el ingeniero napolitano Francesco Caio (hoy conocido como don agenda digital por Enrico Letta) y Silvio Scaglia, el mago (exfundador de Fastweb), contribuyó a izar a Omnitel (pionera de la telefonía móvil creada en el seno de Olivetti) de 300.000 a 8 millones de abonados, antes de su traspaso a Mannesmann en 1999. Un año después, el conglomerado alemán fue absorbido por Vodafone, del que Vittorio Colao se convirtió en jefe de Italia y posteriormente de Europa del sur y Oriente Medio. Tras el paréntesis en RCS, en 2006 Vodafone se lo llevó a Londres.
Dos años después, sucedió al indio-americano Arun Sarin a la cabeza del gigante europeo de la telefonía móvil. Dicen de él que detesta hacer planes. "Su gran fuerza es su tranquilidad, que le permite tomar decisiones rápidamente", asegura el jefe de Alcatel-Lucent, Michel Combes, ex consejero delegado de Vodafone Europa.
"Su principal fallo reside, sin duda, en su rigidez, su fe jansenista en el mercado y la búsqueda obsesiva de resultados", dice de él el editor Giorgio Lonardi. Un "fallo" que le ha convertido en el favorito de los analistas de la City. Con bonificaciones incluidas, Vittorio Colao se embolsó 14 millones de libras (unos 17 millones de euros) en 2011. "Es cierto que es una cifra enorme.
Lo importante es ser consciente de ser un privilegiado", confió al Sunday Telegraph. Por sí mismos, los destinos cruzados de Vittorio Colao y Franco Bernabè (exjefe de Telecom Italia) revelan el creciente hiato entre el capitalismo anglosajón y el mundo de los negocios "a la italiana". El sistema tradicional de Salottobuono, el pequeño círculo del establishment milanés, se ha agrietado gravemente. "Es una invención periodística", masculla un alto directivo italiano. Pero la "invención" parece tener siete vidas.
Junto al patrón de Fiat, Sergio Marchionne (otro hijo de carabinero venido de la burguesía de provincias) y sobre todo Mario Greco (Generali) y Andrea Guerra (Luxottica), dos tránsfugas más de McKinsey Italia, Vittorio Colao encarna hoy a una nueva generación de directivos italianos decididos a romper con un sistema de connivencias e intereses cruzados, basado en las relaciones personales y las amistades políticas.
No hay duda de que el "ejemplo Colao", el único directivo italiano que dirige actualmente una multinacional de este tamaño (con más de 71.000 millones de dólares, o 52.500 millones de euros, en volumen de negocios en 2012), da que pensar en la península. "Es una persona muy directa y transparente. Por eso no podía hacerse viejo en un grupo como RCS, aún en la encrucijada de todas las influencias. Está en las antípodas del gusto por el complot y los tejemanejes que impera generalmente en nuestro medio empresarial", asegura uno de sus antiguos colaboradores.
Fiel en la amistad y en los negocios, no dudó en firmar una carta abierta a favor de la liberación del antiguo jefe de Fastweb, Silvio Scaglia, cuando éste fue encarcelado a título preventivo en la prisión de Rebibia (Roma) en 2010, dentro de una gran investigación de fraude fiscal y blanqueo de dinero. Tres años después, el tribunal de Roma le declaró inocente.
En julio de 2006, y ante la sorpresa generalizada, Vittorio Colao dejó la dirección de RCS Media Group, la primera editorial italiana, propietaria de Rizzoli y el Corriere, a sólo dos años de haber asumido las riendas. Oficialmente, "el injerto no prendió". En realidad, no demostró la flexibilidad necesaria frente al establishment milanés, muy presente en el consejo de RCS, y en concreto el influyente patrón de Pirelli, Marco Tronchetti Provera. El fundador de Tod's, Diego della Valle, y el banquero Cesare Geronzi (entonces presidente de Capitalia) también se aliaron contra él.
Hoy en día, el banquero arrepentido hace acto de desagravio. "Fue un error colosal. [?] Deberíamos haber aprobado la compra de la editorial francesa Editis que él había estudiado en vez de adquirir a la española Recoletos, objeto de tantas desilusiones", suspira Cesare Geronzi en sus recientes "confesiones". Benevolente, el principal interesado, describe ahora su experiencia en RCS como "instructiva", aunque es también una de las claves de su viraje internacional.
"Vittorio Colao es como un niño con dinero en una tienda de caramelos", resume el conservador Telegraph de Londres.
Hace dos años quedó ilustrado con la venta del 44% de SFR a Vivendi, en el mejor momento (justo antes de la llegada estrepitosa de Free al mercado francés), por el exorbitante precio de 7.800 millones de euros.
Todavía está por ver si este vendedor sin igual es también un comprador inteligente. Con la venta de su 45% en la americana Verizon Wireless, Vodafone dispone en todo caso de un tesoro de guerra valorado en unos 30.000 millones de dólares (21.943 millones de euros) y una capacidad de inversión reforzada de 10.000 millones de euros al año, tras la redistribución de 84.000 millones de dólares (61.440 millones de euros) a sus accionistas.
Además, el operador italiano de fibra óptica Fastweb, el operador de cable español ONO y el nuevo propietario de Virgin Media en el Reino Unido, Liberty Global, figuran en la lista de sus blancos potenciales. El nombre de SFR también lo citan frecuentemente los especialistas.
El 12 de noviembre, Vittorio Colao levantará parte del velo sobre sus intenciones.
Una cosa está clara: Italia sigue bajo el radar de Vodafone. "Sigue siendo estructuralmente uno de nuestros principales mercados. Italia tendrá una participación importante en nuestro proyecto Spring de aceleración del 4G (la telefonía móvil de cuarta generación, NDLR) y el despliegue exhaustivo de la fibra óptica, reconoció hace poco Vittorio Colao al Corriere della Sera.
"Si decidiese marcharse de Vodafone para volar al rescate de Telecom Italia, sería un bonito gesto de patriotismo económico y un gran desafío", comenta incrédulo el consultor Massimo Spada, del despacho Sia Partners.
"¡Inconcebible! Sería como pasar de un Ferrari a un Fiat 500", zanja Rodolfo de Benedetti. No hay duda de que el condotiero exiliado en el Támesis se lo pensará dos veces antes de plantearse volver a casa.