Tecnología

Roberto Carreras: Internet, ¿arma para la revolución?

Vivimos en una sociedad en la que la información y el conocimiento constituyen los valores fundamentales de las regiones y en la que la tecnología ha potenciado la capacidad de las personas para comunicarse a escala global en cualquier momento y desde cualquier lugar.

La Internet social y las distintas herramientas que han dado lugar a su nombre facilitan que esa información y esa capacidad de conectar y comunicarse se realice prácticamente en tiempo real.

Esta característica de Internet y el hecho de que cualquiera, sin conocimientos técnicos, pueda acceder a las herramientas, así como el creciente uso de ellas posibilitan que las personas puedan organizarse y movilizarse en contra de aquello que consideran necesario. Nunca hasta ahora en la Historia ha sido tan sencillo que la información circule de un lugar a otro del mundo instantáneamente.

Comunicación inmediata

La tecnología no ha variado: Internet sigue facilitando la comunicación entre personas. Lo que ha cambiado es la facilidad de acceso a las herramientas -cualquiera pueda subir lo que desee a la web en pocos segundos, ya sea a través de un blog, Facebook, Twitter o cualquier otra plataforma de contenido o red social- así como el uso que las personas hacen de esa tecnología. Vivimos en la era del informacionalismo y la sociedad red, marcada por el nuevo fenómeno de la autocomunicación de masas, como la califica el profesor Manuel Castells.

Por tanto, lo importante es tener claro que no son las redes sociales las impulsoras de la revolución, sino las posibilidades que ofrecen a las personas para permanecer conectadas, comunicarse, organizarse y compartir información de una forma sencilla, unido a la posibilidad de acceder a una audiencia potencial de millones de personas. Su poder radica en la viralidad y la capacidad de difusión del contenido en tiempo real y a escala mundial.

En los países árabes, el acceso a la información por parte de los ciudadanos se realiza principalmente a través de Internet, ya que, por ejemplo, sólo el 34% de los egipcios lee prensa escrita, frente al 50% que emplea Internet para informarse. Estos datos se extraen de un informe elaborado recientemente por el Centro Internacional de Asistencia a los Medios de Comunicación, según el cual las redes sociales ya han superado a los periódicos en número de usuarios en los países árabes.

Ejemplos notables

En el caso de Egipto, Internet se convirtió en la fuente de información principal para conocer en tiempo real los acontecimientos, gracias a la retransmisión a través de la web de la cadena árabe Al Jazeera y a Facebook, la herramienta principal de comunicación entre los revolucionarios, con usuarios cualificados a la cabeza como Wael Ghonim, el responsable de Marketing de Google en Oriente Medio y el norte de África. El joven ejecutivo era el administrador de la página de Facebook pionera en la convocatoria de las protestas: Todos somos Jaled Said.

A pocos días de las revueltas de Túnez que mandaron al exilio al presidente Zine el Abidine Ben Ali, comenzaron las movilizaciones de miles de personas en Egipto. En ese momento, el Gobierno decide bloquear la red social Twitter, lo que a escala mundial se traduce en informaciones, posts y noticias destacando el acontecimiento. Con lo cual, gracias a la viralidad en Internet, la información se difunde y multiplica y el país recibe innumerables muestras de apoyo a la causa de los revolucionarios.

Sin embargo, Egipto y Túnez no han sido los únicos países donde Internet y las redes sociales han potenciado la decisión y la organización de grupos de interés o la totalidad de la población. Hace ya un año, en las primeras elecciones celebradas en Sudán tras 24 años de opresión, se vivió una situación similar, en este caso gracias a YouTube, la plataforma utilizada por un grupo de ciudadanos en el movimiento conocido como Girifna, que significa literalmente "estoy harto".

Ese mismo año, en Siria, consiguieron eliminar el castigo corporal de las escuelas tras una serie de vídeos distribuidos a través de YouTube y Facebook. Y recientemente, hemos asistido también a la importancia que ha tomado la web en el caso de Libia.

Nuevas reglas del juego

Esto nos demuestra que Internet no es el arma única de organización a nivel local, sino que su poder proviene de la capacidad de difundir el contenido a escala internacional, lo que propicia el apoyo y la presión de países y personas que desde todos los puntos del planeta ayudan a dar a conocer lo que está sucediendo en cada lugar.

Sin duda, vivimos en una sociedad de la información centrada en la persona, integradora y orientada al desarrollo; en la que todos pueden crear, consultar, utilizar y compartir la información y el conocimiento para que los ciudadanos, las comunidades y los pueblos empleen sus posibilidades en la promoción de su desarrollo y en la mejora de su calidad de vida.

En este sentido, las redes sociales -como YouTube, Facebook y Twitter- y otras herramientas de la web social no constituyen el motor de la revolución, sino que han modificado las reglas del juego rompiendo las barreras locales gracias a la sencillez a la hora de subir contenido y la capacidad de difusión de éste a nivel mundial. La revolución, como siempre, corresponde a las personas.

Roberto Carreras, Consultor independiente de Comunicación y Marketing online, socio de Novaemusik y profesor de la UOC.

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