El pasado 8 de noviembre S&P rebajó la calificación crediticia de Francia de AA+ a AA, aludiendo como motivo el deterioro de las perspectivas de crecimiento del país a medio plazo como consecuencia del enfoque adoptado por el gobierno con respecto a la reforma fiscal y estructural. A pesar de esta rebaja, creemos que Francia seguirá siendo un refugio relativamente seguro, lo que evitará una subida excesiva de los rendimientos de los bonos. No obstante, la medida adoptada por S&P sirve para poner de relieve la política fiscal cada vez más incoherente del país galo, que ha llevado a los consumidores a ahorrar en lugar de gastar y ha hecho que Francia resulte menos atractiva para la inversión extranjera directa. El descenso de la credibilidad del presidente Francois Hollande sugiere que la oportunidad para una reforma estructural ya ha quedado atrás. En vista del descenso de la competitividad de Francia y el aumento de la disfunción política, probablemente rebajemos nuestras previsiones de crecimiento a medio plazo para la economía en nuestra próxima perspectiva.
Por William Oman.