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Los directivos que 'perdieron la cabeza' por la crisis subprime

La crisis del mercado crediticio estadounidense se ha cobrado sus primeras víctimas. Foto: eE
Lo tenían todo: ocupaban puestos de gran responsabilidad, cobraban sueldos envidiables, eran respetados tanto en el ámbito financiero como fuera de él... Pero su cargo también comprendía otro componente, la visibilidad: cada decisión era esperada y examinada con lupa.

Por ese motivo, cuando la despiadada crisis subprime comenzó a hacerse patente en las cuentas de resultados de las entidades que presidían, la primera cabeza en rodar fue la suya. Esta es, brevemente, la historia de la caída de siete de los CEOs más reputados del mundo.

Los que se marcharon

Charles Prince, Citigroup (C.NY):

El CEO de Citi, el mayor banco de inversión, protagoniza la salida más reciente y la segunda en envergadura por detrás de la de Stan O'Neal. El pasado 5 de noviembre, la entidad celebró un consejo de urgencia en el que Prince presentó su dimisión, que se hizo efectiva al momento.

Poco después, la entidad reveló unas pérdidas de entre 8.000 y 11.000 millones de dólares desde fines de septiembre -mayores de las que ya habían anunciado-, con la consiguiente caída de su beneficio neto, estimada entre 5.000 y 7.000 millones. Unas semanas antes de que se hiciera pública su dimisión, la junta directiva, en la que se incluye Robert Rubin, su actual sustituto, había asegurado que mantendría su puesto "por un montón de años".

Matt Ridley, Northern Rock (NRK.LO):

A pesar de que el declive de Northern Rock, la primera víctima británica de la crisis de las hipotecas de alto riesgo, se produjo en verano, su presidente no se decidió a abandonar el banco hasta el 16 de octubre. La renuncia ya había sido ofrecida en septiembre, pero la entidad prefirió esperar el momento adecuado "en interés de todos los accionistas".

Ridley pasó a formar parte de la dirección de Northern Rock en 1994 y hacía casi tres años que desempeñaba el cargo de presidente. El banco, que a 1 de noviembre ya le ha pedido prestados al Banco de Inglaterra unos 23.000 millones de libras (más de 33.000 millones de euros) está estudiando ahora la venta de sus negocios o una reestructuración.

Peter Wuffli, UBS (UBSN.CH):

Fue de madrugada, el pasado 6 de julio, cuando el primer banco suizo comunicó que el consejero delegado había dejado su puesto, también con carácter inmediato. La primera reacción fue la sorpresa y la siguiente, la polémica. Dos teorías, encajadas como muñecas rusas, explicaban su marcha.

La entidad venía arrastrando desde mayo unas cuantiosas pérdidas, que derivaron en el cierre de su hedge fund Dillon Read y la salida de varios directivos. Por eso, a nadie le extrañó que la dirección le rechazase, por unanimidad, como sucesor del presidente del banco, hecho que motivó el abandono de Wuffli. Marcel Ospel, la persona que le propuso para el cargo, es hoy por hoy el actual máximo responsable de UBS.

Los que tuvieron que marcharse

Stan O'Neal, Merrill Lynch (MER.NY):

La salida de Stan O'Neal se veía venir. La factura subprime registrada por Merrill Lynch en el tercer trimestre, que rondó los 7.900 millones de dólares, hacía prever que el máximo responsable del banco de inversión 'pagaría el pato'.

De hecho, las especulaciones duraron un día. El 29 de octubre se barajaba la posibilidad y el 30 se confirmaba el adiós de O'Neal, que llevaba cinco años al frente de la entidad y nada menos que 21 trabajando para ella. Una dedicación que no fue desestimada por Merrill, que pagó al directivo un total de 161,5 millones de dólares en concepto de acciones preferentes, opciones y pensión.

Warren Spector, Bear Stearns:

La firma, una de las más castigadas por la crisis, despidió a su copresidente en agosto, después de que dos de sus hedge funds se declarasen en bancarrota en julio. Spector era el responsable de inversión en renta fija y en gestión de activos, precisamente los dos departamentos más íntimamente relacionados con la inestabilidad financiera.

Los que se marcharán

Angelo Mozilo, Countrywide:

El fundador y consejero de la compañía no está atravesando uno de sus mejores momentos. Tanto él como otros altos directivos del mayor banco hipotecario de Estados Unidos están siendo investigados por la SEC, el organismo regulador, por la presunta utilización incorrecta de 2.000 millones de dólares para recomprar acciones.

Según la demanda, los ejecutivos habrían vendido títulos de Countrywide a precios artificialmente altos entre abril del 2004 y octubre del 2007. Aunque los implicados han asegurado que no disponían de información privilegiada, lo cierto es que Mozilo se deshizo de 130,2 millones de dólares entre enero y junio, justo antes de que el valor se derrumbara. La entidad perdió 1.200 millones de dólares en el tercer trimestre, frente a los 648 millones que ganaron en el mismo periodo de 2006.

James Cayne, Bear Sterns:

Otro candidato a coger las maletas es Caynes, el consejero delegado del banco de inversión estadounidense. Más que nada porque a los miembros del consejo de administración cada vez les hace menos gracia su afán por desentenderse de las responsabilidades, o sus partidas de golf y de bridge en horario laboral. El directivo ya ha manifestado que no tiene intención de dejar Bear Sterns, que en el tercer trimestre recortó sus beneficios un 61%.

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