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La agencia de calificación financiera Moody's ha rebajado hoy un nivel el rating a largo plazo de Portugal, de A3 a Baa1. Prevé seguir recortando la nota en breve, a causa de un aumento de la incertidumbre en el país en el plano político, presupuestario y económico. Después de conocerse la noticia, la rentabilidad ofrecida por la deuda pública portuguesa con vencimiento a cinco años ha superado por primera vez desde la introducción del euro el umbral del 10%.
Según explica la agencia, la creciente incertidumbre hace más difícil que el Gobierno sea capaz de lograr sus ambiciosos objetivos de reducción del déficit público.
Pedirá ayuda
En su informe, Moody's también insiste en la idea del rescate: considera que Portugal recibirá asistencia financiera por parte de otros miembros de la zona del euro de forma acelerada antes de que pueda obtener fondos del Fondo Europeo de Estabilidad Financiera.
En este sentido, añadió que el resultado de la revisión y el mantenimiento del nivel de Baa dependerá de la capacidad de Lisboa de lograr fuentes de financiación sostenibles a medio plazo y de la capacidad de sus instituciones políticas de mantener la consolidación fiscal y las reformas estructurales.
"Es muy improbable que los mercados de deuda a largo plazo se reabran para el Gobierno portugués o los bancos lusos hasta que el Ejecutivo no adopte medidas que disipen las dudas respecto a su compromiso y capacidad de aplicar un programa de ajuste fiscal", advierte la agencia, que, de este modo, considera que existe una cada vez más elevada probabilidad de que el Gobierno luso dependa de la ayuda de sus socios europeos cuando expire el actual fondo de rescate y entre en vigor el ESM.
"Parece cada vez más claro que cualquier préstamo del ESM exigirá un análisis previo de solvencia por parte de la UE y que, en el caso de existir dudas, lo que podría ser el caso de Portugal, entonces los acreedores privados podrían verse obligados a soportar pérdidas como condición para recibir ayuda", apunta Moody's.
Por otro lado, la agencia apunta que la resolución de la crisis política abierta en Portugal deberá esperar a las elecciones del próximo 5 de junio y a la subsiguiente formación de un nuevo Gobierno, que podría demorarse aún más tiempo, ya que los pronósticos electorales no son claros.
"El escenario central de Moody's cuenta con que el nuevo Gobierno buscará demostrar su compromiso con la consolidación fiscal, aunque no está claro con cuánto apoyo contará en el nuevo Parlamento y sus implicaciones a la hora de aplicar un ambicioso programa de reformas", advierte la agencia.
Racha de rebajas
La decisión de hoy de Moody's sigue a las últimas en esta línea que han tomado las agencias de rating respecto a Portugal. La última fue el pasado 1 de abril, cuando Fitch rebajó la nota del país tres escalones, hasta BBB-, al borde de la llamada categoría de bono basura.
Poco antes, en concreto, el 29 de marzo, fue Standard & Poor's (S&P) quien colocó el rating del país luso al borde del "grado especulativo", al rebajar la calificación de la deuda a largo plazo hasta hasta BBB- desde BBB.
Se dispara la rentabilidad de los bonos
Tras conocerse la decisión de Moody's, el diferencial de los bonos a diez años de Portugal respecto al bund alemán alcanzaba los 547 puntos básicos, con un rendmiento del 8,821%.
Sin embargo, la rentabilidad de los bonos a cinco años de Portugal se disparaba hasta superar el 10% y situarse en el 10,007%, mientras el rendimiento de los bonos lusos a tres años alcanzaba el 9,699%, según los datos de los mercados secundarios.
Por su parte, la prima de riesgo de los bonos españoles a diez años se mantiene cómodamente por debajo de los 200 puntos básicos respecto a sus homólogos alemanes. En concreto, tras conocerse la decisión de Moody's sobre Portugal alcanzaba los 190,8 puntos básicos, con un rendimiento del 5,290%.
En plazos de vencimiento más breves, la rentabilidad de los bonos españoles a cinco años alcanzaban el 4,405%, mientras que en el caso de la deuda a tres años se situaba en el 3,448%.
Por otro lado, el rendimiento de los bonos a diez años de Grecia se situaba en el 12,769%, mientras que en el de la deuda irlandesa alcanzaba el 9,848%.