
El pasado lunes la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, mostró una posición ambigua con respecto al referéndum del 1-O. Por un lado, comentó que el consistorio "ofrecerá todas las facilidades" para que se celebre. Pero también señaló las "insuficientes garantías" de la consulta orquestada por Carles Puigdemont.
Es más, llegó a decir que el referéndum es poco más que una repetición del 9N y, por tanto, no es lo que necesita Cataluña. La falta de definición de Colau no ha sentado bien en círculos independentistas. "Duda de una consulta que va a celebrarse sí o sí", aseguran desde el entorno de ERC.
Las mismas fuentes añaden que "la alcaldesa se convierte en aliada del PP con esa postura ambigua". Una forma de nadar entre dos aguas que no perdona el secesionismo.
"Aquí no valen medias tintas. Es necesario que todos nos definamos y tengamos una postura clara que despeje dudas. Si hay división, el Gobierno tendrá una vía sencilla para tumbar la consulta", añaden los independentistas.