Política

Génova confía en que el socialismo europeo centre pronto a Pedro Sánchez

  • La posición del secretario del PSOE decepciona en el Partido Popular
Pedro Sánchez, en el Congreso del PSOE. Imagen: EFE.

A Rajoy no le roba el sueño la comisión que investiga en el Congreso sus antiguas finanzas. Ayer transmitió a los suyos tres ideas: esta comisión no aporta nada contra la corrupción, solo tiene utilidad partidista, y por último, las conclusiones a las que van a llegar los partidos en la oposición están redactadas desde hace tiempo. Así que, a pasar página -les vino a decir a los suyos-, y a trabajar por el presente y el futuro, porque en el fondo, estos menesteres no dejan de ser más que chismes caducados que no sirven para aprobar presupuestos ni tampoco para alcanzar acuerdos indispensables, como el inminente techo de gasto de 2018.

A Rajoy le inquietan otros asuntos. Por ejemplo, Cataluña, donde el apoyo social al secesionismo cae y el apoyo internacional se desploma. Los funcionarios ya no quieren colaborar -certifican desde los cuarteles populares-, y el castigo de las inhabilitaciones está muy presente. Frente a esto, mensaje de tranquilidad, "porque el Gobierno sabe lo que tiene que hacer y este desafío no se va a consumar".

Intereses ocultos e inconfesables aparte, a Rajoy le impacientan los populismos extremistas y los que se parecen a ellos, con nombre y apellidos. A estas alturas de la película, y conociendo de sobra al "personaje", le resulta increíble que Pedro Sánchez se mantenga en sus trece y bendiga la Constitución y el estado soberano para después enloquecerse con la defensa de la plurinacionalidad. En este extremo, el PP sugiere al secretario socialista que vaya de la mano de Carles Puigdemont al Congreso de los Diputados y explique y deje claro qué es el concepto de plurinacionalidad.

Pasado el Congreso Federal del PSOE, el PP va a saco contra Pedro Sánchez. Se acabaron los remilgos y la diplomacia controlada. La visita que el comisario de Asuntos Económicos de la Unión, Pierre Moscovici, hizo la semana pasada a Madrid ha destapado la poca gracia que hace al Socialismo europeo los últimos devaneos del político madrileño. Desde Moscovici, pasando por Frans Timmermans, y llegando a Martin Schulz , todos ellos socialdemócratas.

Durante años, incluso en su tesis doctoral, Pedro Sánchez se subió al carro del CETA (Tratado comercial entre la UE y Canadá), hace unos días se bajó, y ayer anunció que, incluso en el caso de que esa postura -es decir, la abstención-, tuviera como consecuencia que el proceso de ratificación en todos los Estados miembros se atascase en España, se abstendrá.

La posición de Pedro Sánchez lejos de sorprender, decepciona. En el fondo, estamos ante un déjà vu, apostilla Génova 13. Hay que recordar al Sánchez que tras su primera victoria en primarias decidió retirar su apoyo al pacto de socialistas y populares europeos para nombrar a Juncker presidente de la Comisión y a Martin Schulz del Parlamento.

Con estos bandazos de opinión, en temas que son cuestiones de Estado, cuestiones fundamentales que repelen la irresponsabilidad que supone no estar del lado de una Europa que se queda sin la contribución de un socio neto, el Reino Unido, la frivolidad de Sánchez se antoja temeraria.

Con las dificultades añadidas que hay para financiarse, no en vano, el Partido Popular confía en que, en el último momento, el socialismo europeo centre a su homólogo español y éste comprenda la importancia de apoyar el techo de gasto.

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