
E l fracaso de los sondeos a nivel global hace muy difícil los pronósticos. El ascenso de François Fillon, de 62 años, en la primera vuelta de las primarias conservadoras en Francia vuelve a demostrarlo. Europa esta preocupada. Teme que el triunfo de Donald Trump en Estados Unidos dé alas a los populismos que amenazan aquí la integración. Especialmente, en este próximo año electoral.
El tsunami Donald cambió las condiciones en Francia. Las primarias de Los Republicanos hubieran tenido un impacto menor sin el miedo al efecto Trump. El primer test europeo ante la ola de populismo, posterior a la victoria del republicano, se convirtió en un referéndum contra el expresidente Nicolas Sarkozy. Su derrota estuvo vinculada a los guiños que intentó hacer en su campaña al Frente Nacional (FN) de Marine Le Pen; por ejemplo, cuestionando la política de inmigración y apelando a la identidad francesa. Su oportunismo no dio resultado. En las urnas, los exprimeros ministros François Fillon y Alain Juppé, dos amigos gaullistas, superaron a Sarkozy.
Hasta el triunfo de Trump, el candidato preferido era el moderado Juppé, actual alcalde de Burdeos, que propone ?una identidad feliz?, en una Francia profundamente dividida, crispada y con odio racista tras los atentados. Se presenta como la mejor opción para unir a un amplio espectro político e impedir el ascenso del FN. Promete solo un mandato, con sus 71 años. Pero garantiza que las reformas se concretarán en la calma y la integración armoniosa entre laicos y musulmanes. Juppé juzga excesivamente liberal el programa económico de Fillon. Cree que generalizará las protestas sociales y bloqueará el país.
No obstante, ganó la serenidad de Fillon, cuya receta ganadora fue adoptar una postura intermedia entre la posición más centrista de Juppé y la más derechista de Sarkozy. Fillon ha publicado un libro sobre el Islam radical. Quiere controlar estrictamente las mezquitas y arrestar a las personas que tengan contacto con organizaciones terroristas como el Estado Islámico. Planea, además, restringir el acceso a la atención de salud a los extranjeros y fijar un tope a la recepción de migrantes.
Fillon, primer ministro durante todo el mandato presidencial de Sarkozy (2007-2012), cree que para evitar que los extremistas lleguen al poder hacen falta resultados reales y rápidos. Afirma que no hay que confundir las posiciones de "algunos sindicatos" con las de la calle. Muchas de las reformas que propone son necesarias, aunque los socialistas advierten contra "soluciones ultraliberales" de un programa que aboga por eliminar 500.000 plazas de funcionarios (Juppé solo 200.000) y recortar el gasto público en 100.000 millones de euros.
También propone acabar con el sistema de 35 horas de trabajo semanales y elevar la edad de jubilación. Pretende, asimismo, reducir los impuestos a las empresas, para hacer Francia más competitiva. El ahora favorito considera su posicionamiento ideológico más en sintonía que el de su rival con un país que se encuentra "más a la derecha que nunca".
Francia votó a la derecha tradicional, conservadora y católica. Lo hizo para frenar a la ultraderecha euroescéptica y antiinmigrantes de Le Pen y su amenaza de salir del euro e imponer en la sociedad un lenguaje xenófobo. En esta ocasión, y frente a la más moderada de Juppé, los votantes confirmarán o no alternativa que representa François Fillon.
Los franceses, con una participación masiva, dieron un ejemplo de democracia. Dato a tener en cuenta: como las elecciones eran abiertas, un 15 por ciento de electores de izquierda decidieron ir a votar en la primaria de la derecha. Algo posiblemente debido al descrédito actual de la izquierda. Este fenómeno, a juicio de expertos franceses, fortalece aún más las posibilidades de Los Republicanos en las próximas presidenciales. La impopularidad del presidente François Hollande hace muy improbable que el fragmentado Partido Socialista pueda llegar a la segunda vuelta.
Las presidenciales en Francia mostrarán si el sistema de las elecciones a doble vuelta, con escrutinio mayoritario, siguen siendo suficientes para detener el regresivo proyecto de Le Pen. La ultraderecha encabeza las preferencias de cara a los comicios en primavera. Sin duda, el triunfo de Trump da fuerza a la líder del FN. Según ella, lo sucedido en EEUU no es el fin del mundo, sino "de un mundo". Añadió que esa elección se suma a otras opciones, como el Brexit, que "entierran el orden antiguo y construyen el del mañana". Sin embargo, Le Pen no tiene asegurado el triunfo en segunda vuelta. Genera un rechazo demasiado grande en muchos franceses. Por eso, lo que ocurra este domingo es determinante.