Opinión

La alquimia financiera en el cuento de la lechera de la UE

Insuficiente, incompleto e inconsistente, además de tardío. Esos son los calificativos que después de un análisis detenido se pueden aplicar al tan cacareado Plan Juncker, al que se puede atribuir con la más absoluta propiedad ese aforismo periodístico de "a noticia pequeña titular grande".

Porque lejos de ser esa panacea que nos venden los burócratas de la CE, el llamado Plan Juncker no deja de ser una "alquimia financiera" como le definió el portavoz de UPyD, Álvaro Anchuelo, o la "combinación del cuento de la lechera más el milagro de los panes y los peces", en las acertadas palabras de su homólogo del PNV, Pedro Azpiazu.

Y no se trata de críticas gratuitas o ironías de la oposición, sino de verdades como puños. En primer lugar porque el grueso de la financiación del Plan -315.000 millones sobre un máximo de inversión de 410.000- lo dejan los taumaturgos de Bruselas a la aportación de los Estados y la iniciativa privada, lo que supone para los primeros elevar su volumen de endeudamiento y, posiblemente, de déficit, y sin ofrecer incentivos para las empresas.

Segundo porque los objetivos de creación de empleo que pretende -1,3 millones de puestos de trabajo para toda la UE siempre que se ejecute el máximo de la inversión- apenas suponen la cuarta parte de los que se necesitan sólo en España.

Y, finalmente, porque la letra pequeña del Plan, que nos la desveló en un alarde de franqueza el impronunciable Dijsselbloem, deja bien claro que sólo tendrá resultados si va acompañado de nuevas reformas en forma de rebajas salariales, recortes sociales y subidas del IVA. Es decir, de más tijeretazos al estado de bienestar, que cada vez es más una reliquia del pasado.

Todo esto, además de que la misma concepción del plan supone un reconocimiento implícito del fracaso de la política económica de Merkel y sus apóstoles del austericidio, que ahora precisan de iniciativas de inversión para estimular el crecimiento, la creación de empleo y la inversión que ellos han ahogado durante los años de la crisis. Esta es la realidad del Plan Juncker y lo demás sólo cantos de sirena.

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