Opinión

elEconomista, el único que adelantó los rescates: la noche de los monaguillos que sabían más que el Papa

  • Desde Moncloa llegaron a ordenarnos que se parara la edición

El tiempo da y quita razones, dice la sabiduría popular. Y pocas veces habrá estado tan acertada como en lo que concierne a los hechos de aquel 16 de junio de 2010, fecha en la que también como muy pocas veces se sintió este cronista, de ya dilatada carrera profesional, tan responsable de la transcendencia de la información que manejaba y tan respaldado por la dirección y la empresa para la que trabajaba.

Porque lo que ahora reconoce en su libro Rodríguez Zapatero, lo contamos aquí en elEconomista, justo en el momento en el que estaba sucediendo y sabiendo que íbamos a ser objeto de los desmentidos y de las iras de un Gobierno que seguía negando la crisis mientras teníamos a la Comisión Europea, al BCE y al FMI en casa revisando nuestras cuentas y preparando un rescate para España. Blando y disfrazado, sí; pero rescate.

La información estaba contrastada por dos fuentes, y aún así se confirmó llamando a una tercera. Y teníamos que darla porque el servicio a la verdad y el derecho a la información son dos de los principios irrenunciables para quienes somos y nos sentimos periodistas, por encima de los intereses partidarios.

"No sabéis el daño que estáis haciendo a España", se nos conminó desde Moncloa, como si la libertad de prensa y de informar fueran responsables de los males de los países y las sociedades y no las decisiones equivocadas o partidistas de los políticos y los gobiernos. Un duro diálogo a tres bandas, que se prolongó más allá de media noche, donde llegaron incluso a ordenarnos que se parara la edición, algo que obviamente ni consideramos, bajo advertencias de que asumiríamos las consecuencias y seríamos rotundamente desmentidos, también desde el Banco de España y por la CE.

Y los desmentidos vinieron. El del Gobierno, suave y por boca de la ministra Elena Salgado, que no del Presidente. El de Bruselas cuarenta y ocho horas más tarde y sin convicción. Y el del Banco de España todavía lo estamos esperando, porque el supervisor, lo supimos después, no quiso jugar a desmentir la realidad.

Y fue sólo elEconomista, con el único respaldo de Gestiona Radio en las ondas, quien se atrevió y continúo con la noticia. Porque ni siquiera desde la Asociación de la Prensa, se nos tendió la mano ante las diatribas del Gobierno. Antes al contrario, su entonces presidente, periodista económico por cierto, no tuvo reparos en calificarnos de " monaguillos ", que grabado está, poniéndose del lado del poder y no de los profesionales y de la profesión que hubiera debido defender.

Pero como también el tiempo pone en su sitio a cada cual hoy se ha demostrado que aquellos monaguillos sabían de la misa mas que el Papa y, sobre todo, que no estaban al servicio de ninguna institución, partido o gobernante.

Ahora Rodríguez Zapatero reconoce que no sólo una, sino hasta tres veces, estuvo al borde del rescate. Y eso, aunque sea tarde, le honra, aunque no descubra nada, al menos para quienes estábamos, como es nuestra obligación, intentando descubrir aquello que los poderosos intentan ocultar. Pero está bien que, al final, se sepa la verdad. Aunque sólo sea para eso, para que cada cual quede con su razón y en el sitio que le corresponde.

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