Opinión

¿Por qué disparan al pianista?

Miguel Blesa

Los medios de comunicación y la anterior cúpula del PP presionan para detener el caso Blesa.

Durante meses he leído como los grandes periódicos se lamentaban en sus editoriales de que ningún banquero había dado con sus huesos en la cárcel. Quizá era un mensaje populista para captar a las víctimas de las preferentes o a los miles de desahuciados, porque estos mismos medios critican con ferocidad el ingreso del expresidente de Caja Madrid, Miguel Blesa, en la cárcel. Alegan que el juez es un maltratador, que no se puede encarcelar a alguien por unos emails o, en definitiva, que faltan pruebas contundentes para el auto de prisión incondicional.

Voy a tratar de responder a estas críticas con la mayor objetividad posible, porque el sumario es secreto. Vaya por delante, que me resulta sospechosa tanta unanimidad entre los medios, sabiendo que varios de ellos fueron receptores de la magnanimidad de Blesa, y de su director de comunicación, Juan Astorqui. Con dinero ajeno siempre es más fácil ser generoso.

El asunto más escandaloso es el de Prisa, propietario de El País y Cinco Días o de la Cadena Ser, al que Blesa otorgó un préstamo por varios cientos de millones presuntamente sin las garantías necesarias. Una práctica habitual que el expresidente de Caja Madrid ejercía con los más allegados. Véase a Gerardo Díaz Ferrán, hoy compañero de celda en la prisión de Soto del Real, que disfrutó de una póliza de cerca de 25 millones, una parte de ella para sus gastos personales.

El préstamo de Prisa forma parte del sumario instruido por el magistrado. Este poderoso grupo de comunicación es, naturalmente, el menos interesado en que se divulguen los pormenores de la operación para no ocasionar un agravio entre sus millones de lectores y oyentes, a los que defiende a capa y espada ante el presunto atropello de las entidades financieras. Muchos de ellos descubrirían las dos varas de medir utilizadas por sus dirigentes.

El de Prisa es el caso más relevante, pero existen otras operaciones con otros medios, que hoy proclaman como Moisés sobre las tablas de la Ley, que el dinero es limpio y está en la caja, cuando no hay pruebas concluyentes de que sea así.

También gozó de sus favores buena parte de los miembros de su consejo de administración. elEconomista reveló la concesión de 7,3 millones a Izquierda Unida y hoy informa de otros 26 millones a CCOO. Me gustaría conocer los avales presentados por el sindicato o qué cuantía ha devuelto, y si no es así porqué no es desahuciado como los demás ciudadanos con los que se solidariza. Casualmente Blesa llegó al Gobierno de la entidad gracias al apoyo de ambas formaciones.

Pero el meollo de la cuestión está en la cúpula del Partido Popular de aquella época, a la que el exbanquero trataba con mimo exquisito, porque era como su seguro de vida. El matrimonio Aznar se compró, por ejemplo, un espectacular piso en Marbella junto a los Blesa, que fue remozado completamente con mármoles estupendos en los baños poco después de ser adquirido, para adaptarlo al tren de vida de ambas familias.

A este círculo de amistades pertenece, por supuesto, el exalcalde de Madrid y actual ministro de Justicia, Alberto Ruiz Gallardón. Caja Madrid financió las obras megalómanas con las que Gallardón pretendía transformar la faz de la ciudad, como los túneles de la M-30 o la sede del pomposo Ayuntamiento de la capital, la antigua casa de Correos. Asimismo, le regaló el obelisco de Plaza de Castilla por casi diez millones.

No conozco personalmente al juez del caso Blesa, Elpidio José Silva, ni pretendo hacer de este artículo un alegato en su favor. Sólo constato que la presión que sufre por parte de estamentos oficiales, financieros o medios de comunicación para que abandone las investigaciones es enorme.

El propio Gobierno es el último interesado en destapar escándalos. El ministro de Economía, Luis de Guindos, ha señalado en varias ocasiones que su misión no es remover en la gestión de los antiguos presidentes de las cajas, sino sanear las entidades. Salvo en Banco Valencia, el Frob no se ha personado en las acusaciones a sus gestores. La prisión de Blesa abre una puerta inquietante para que algunos de sus antiguos colegas sigan sus pasos hacia la cárcel.

Es cierto que los argumentos del juez para dictar prisión incondicional no están suficientemente documentados en el auto, aunque también es verdad que el sumario es secreto y desconocemos si hay pruebas de mayor envergadura. Desde luego, la información de hoy en elEconomista descarta la existencia de comportamientos incorrectos del instructor del caso. Me parece legítimo que éste intente evitar que Blesa destruya pruebas sobre su culpabilidad con su envío a prisión. ¿Por qué, entonces, el fiscal y el CGPJ quieren apartarlo a toda costa? Como el film de François Truffaut tengo la impresión de que disparan contra el pianista para acabar con las investigaciones incómodas.

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