Recibí una llamada el pasado martes por la noche. Era un confidencial online (Periodista Digital). "¿Vais a publicar un artículo sobre la discriminación de El CorteInglés a sus empleadas?". Le dije que sí. "¿Y qué se siente? Romperéis un tabú. Nadie se mete con el gigante".
Al día siguiente, en efecto, publicamos el reportaje. Era el día de la Mujer Trabajadora. En cuestión de horas recibimos muchas llamadas de gente que decía trabajar en El CorteInglés. Nos confirmaban lo que habíamos publicado. El CorteInglés discrimina a sus empleadas: les paga menos que a los hombres aunque realicen el mismo trabajo, les obliga a vestir uniformes (a ellos, no), no las promociona a puestos directivos. Nos dijeron algunas cosas más que sonaban francamente feas y que no podemos publicar porque no tenemos las pruebas. Pero hemos seguido publicando otros reportajes sobre el gran almacén, la persecución sindical, las demandas en los tribunales?
¿Lo hicimos para romper un tabú? Jamás se me pasó por la cabeza. No creo que el periodismo consista en hacer una lista de tabúes que hay que derribar. Lo hicimos porque había que hacerlo. Estamos en el siglo XXI, somos una de las economías más poderosas y a estas alturas, parece increíble que no se haya escrito una línea sobre un asunto tan importante. El sorprendido soy yo. Me parece lastimoso tener que publicar esa noticia en este país y en este momento.
Y ahora vamos a ser sinceros. No hemos descubierto nada nuevo. Lo que sucede en El CorteInglés lo sabían muchos periodistas de este país. Era archisabido. ¿O es que se puede callar la boca a los 80.000 empleados del gran almacén?
El culpable de que esa noticia se haya convertido en notición es El CorteInglés porque durante décadas ha neutralizado las críticas. ¿Su fórmula? Cuando un periodista intentaba escribir algo sobre El CorteInglés, venía alguien de arriba de su mismo diario y le decía que se estuviera quietecito: con la publicidad no se juega, chaval.
No lo entiendo. O sea que los periódicos pueden publicar toda clase de noticias sobre Telefónica, Repsol, Gas Natural o BBVA, pero a El CorteInglés ni tocarlo. ¿Por qué? Un importante banquero me decía hace poco que no entendía por qué los periodistas tratábamos siempre tan bien a El CorteInglés.
Pues sencillamente por lo que he dicho antes: neutralizan eficazmente las malas noticias. Alguien de El CorteInglés piensa que si se publica una información nociva se derrumbará la hermosa imagen del gran almacén. ¿Ah, sí? Pues ayer las tiendas de El CorteInglés estaban como siempre. Y este fin de semana, rebosarán de clientes. Las grandes empresas españolas han pasado alguna vez por un mal trago pero no se han arruinado por eso. Repsol lo está pasando mal: la policía boliviana ha asaltado sus oficinas, persiguen a sus directivos y hace tres semanas el presidente de la compañía reconoció que se les han esfumado algunos barriles. ¿Y por eso vamos a dejar de echar gasolina en sus estaciones de servicio? Todas las grandes empresas siempre han tenido un tropiezo, pero lo corrigen y siguen adelante.
Pero alguien en algún departamento de El CorteInglés sigue creyendo que si se riega con publicidad a los medios de comunicación de este país los trapos sucios quedarán bien guardados.
Hace muchos años, un periodista asturiano llamado Javier Cuartas escribió un libro sobre El CorteInglés. Créanme que era un buen libro. Documentadísimo, muy riguroso, extenso? El CorteInglés le compró toda la edición a Espasa Calpe (20.000 ejemplares). El cabezota de Cuartas lo sacó a la luz con el apoyo de una valiente editorial catalana y otra asturiana. ¿Y saben lo más curioso de esta historia? Que no era un libro contra sino sobre El CorteInglés. Contaba el nacimiento, el desarrollo, la lucha comercial contra Galerías, algunas historias sorprendentes, la fórmula del éxito? pero no denigraba a nadie. En Estados Unidos se publican decenas de libros de ese estilo. Aquí, ni hablar.
El CorteInglés es feliz cuando los medios publican informaciones sobre sus inauguraciones, patrocinios y éxitos. Y nosotros también. Pero, amigos, hay que estar a las duras y a las maduras. Así es el mundo de los negocios. Así es el periodismo. Si la noticia sobre la discriminación laboral se hubiera publicado hace años, como era nuestro deber, estoy seguro de que las mujeres no sufrirían la misma discriminación que ahora.
¿Y por qué no hemos denunciado a otras empresas donde las mujeres siguen siendo discriminadas? ¿Por qué nos metemos con El CorteInglés? Porque la empresa que dirige Isidoro Alvarez sirve de modelo para las demás, ha cosechado un indudable éxito económico, crea riqueza, da empleo, tiene una fórmula que funciona, y muchas cosas más. Y en estos tiempos, en los que todas las grandes empresas se llenan la boca de palabras sobre la responsabilidad social corporativa, una compañía del tamaño de El CorteInglés no debe mantener comportamientos de otro siglo. Debe comportarse como una empresa modelo. Y si nuestros reportajes sirven para corregir los errores de El CorteInglés, será bueno para esa empresa, para sus empleadas y para las empresas que quieren imitar a El CorteInglés.
No tengo ninguna animadversión contra la empresa del triángulo verde. Estoy pagando a plazos una cámara de fotos y un ordenador personal. He comprado muchas cosas en El CorteInglés y siempre he admirado la calidad del servicio. Y la confianza. Confío en que me resuelvan los problemas y lo hacen. Y cuando me encuentro con pequeñas tiendas donde me tratan mal, siempre les digo: "¿Saben cuál es la diferencia entre ustedes y El CorteInglés? Pues que hace muchos años, El CorteInglés era una tienda pequeñita como la suya, pero trataba al cliente mucho mejor que usted; lo cual significa que su tienda no será nada dentro de 10 años, y El CorteInglés será mucho más grande".
Pero una cosa es ser cliente de El CorteInglés, y otra, un periodista que informa sobre El CorteInglés. Los redactores que escribieron la noticia cumplieron su trabajo. A pesar de ello, por ahí se anda diciendo que elEconomista se ha metido con el gigante verde para extorsionarlo. O sea, como no nos daban páginas de publicidad (El CorteInglés es el tercer anunciante de este país), nos enfadamos y decidimos atacarles.
Ni se me pasó por la cabeza preguntar cuántas páginas de publicidad nos iba a pagar El CorteInglés en estos días. Tampoco las contaré el día en que publiquemos las buenas noticias sobre la empresa de Isidoro Álvarez. Solamente le pediré al equipo de redacción que haga su trabajo.