El pasado fin de semana se han tomado, por fin, decisiones de calado que han sido muy bien acogidas por parte de los mercados de valores. El primer transcendental acuerdo ha sido la aprobación definitiva del Plan de ayuda a Grecia, con lo que se evitará, al menos por ahora, el impago.
Por otro lado, se ha articulado todo un plan de contingencia para evitar que otras economías europeas con problemas entren en riesgo de liquidez (lo que venido a denominarse Plan de Estabilización Financiera). Este plan, que otorga mayor protagonismo al Banco Central Europeo, da también entrada al Fondo Monetario Internacional, con toda su capacidad de exigencia en el cumplimiento de planes de austeridad y contención en el gasto público, entre otras medidas.
¿Se retirarán las manadas de lobos, como ha denominado a los especuladores el ministro de Finanzas sueco, Anders Borg? No, simple y llanamente porque aún hay que definir, entre otros extremos, la celeridad en la aplicación de este plan, precisamente para evitar que ese paso del tiempo sin tomar medidas contundentes lleve a otra situación de pánico en los mercados, como ocurrió la semana pasada. Los inversores quieren respuestas rápidas, únicas y rotundas. La manada hostigará los plazos demasiado dilatados, donde encontrarán una oportunidad de hincar el diente.
Además, una de las medidas que garantizan la liquidez de los Estados es un mecanismo que debe aún ser aprobado por los parlamentos nacionales de los países de la Unión.
Recorte del gasto
Por otro lado, los países se comprometen a cumplir de forma estricta los recortes de déficit contenidos en los Planes de Estabilidad. ¿Por qué no lo habían hecho hasta ahora? Los lobos no dejarán en paz a las economías que no cumplan con este enésimo compromiso.
Más concretamente, en el caso de España y Portugal debe haber recortes adicionales de déficit para los dos próximos años. En este sentido, la ministra de Economía española ha adelantado que el presidente del Gobierno anunciará mañana nuevos recortes del déficit hasta el 0,5% del PIB este año y el 1% en 2011.
No se puede dejar pasar esta nueva oportunidad de presentar un plan creíble de disminución rápida del déficit, que ha de pasar, de forma dolorosa pero necesaria, entre otras medidas, por un recorte en los sueldos de los funcionarios, o al menos en la disminución drástica de los mismos. Fácil de hacer si simplemente se eliminan las duplicidades de servicios ofrecidos por las diferentes administraciones. Lo cual se basa en un compromiso de las autonomías para aligerar su porcentaje en el gasto. En definitiva, una reforma de la organización administrativa del Estado.
Si se vuelve a un discurso suave, vacío de contundencia y decisiones necesarias que con toda seguridad van a tener un reflejo, negativo, en los futuros votantes, la manada de fieras seguirá a lo suyo: intentar obtener una rentabilidad a cambio de asumir el riesgo de perder, ante situaciones en las que unos especulan no haciendo y generan más incertidumbre.
Ignacio López Domínguez, director del Centro de Investigación Financiera. Universidad Nebrija.