
Las voces en contra del AVE ganan protagonismo en una precampaña en la que todos tienen por bandera la lucha contra el despilfarro.
Ciudadanos, inspirados por el economista Luis Garicano, cuestionó la infraestructura apelando a unos datos más populistas que reales. Los números de Renfe o de la ministra Ana Pastor dibujan una realidad opuesta: la Alta Velocidad aportará al PIB nacional 28.000 millones en cuatro años teniendo en cuenta que cada euro genera otro euro de riqueza.
Entre los dos extremos, la posición más sensata es reconocer que, aun cuando la infrautilización del AVE es un hecho, el coste de paralizar una inversión, que está desarrollada en un 80 por ciento, siempre será superior al que supondrá su culminación y puesta en marcha.