Opinión

El BCE debe cumplir con su obligación

Mario Draghi

Es alucinante que la eurozona, en recesión, tenga tipos de interés más altos que EEUU.

Este Gobierno ha cometido, en mi modesta opinión, un grave error en la forma en la que ha decidido sanear las finanzas públicas, es decir, que todo el peso del ajuste caiga en los ciudadanos y aplicar sólo un ligero maquillaje en la elefantiásica estructura del Estado. Pero, por otro lado, hay que reconocerle un mérito: esa determinación que no muestran para reducir el número de políticos y coches oficiales o vender patrimonio público, sí que la muestran para pedir en Europa.

El primero fue el ministro de Economía, que, cual jihadista, entró en la sala de reuniones de ministros de Finanzas con un chaleco cargado de bombas y dijo que o le prestaban 100.000 millones de euros para reestructurar sus bancocajas o tiraba de la anilla y saltaban todos por los aires. En otras palabras: o me prestáis el dinero o España se va a pique, y con ella todo el proyecto euro. Órdago a la grande. Y se achantaron.

Un punto, sin duda, a favor de nuestro ministro, pues no era tarea fácil. Ni siquiera con el chaleco cargado de bombas, con el que, además, también habría explotado él.

Ahora volvemos a mostrar esa firmeza que no mostramos en casa y el normalmente comedido señor Rajoy les dice que el BCE está totalmente fuera de la realidad y que ya va siendo hora de que aprendan de la Reserva Federal, del Banco de Inglaterra y, todavía mejor, del Banco de Japón. Que no es de recibo que su único objetivo sea la estabilidad de precios, que tiene que tener en cuenta el crecimiento y el paro.

Siendo este un debate con cierto fundamento, me temo que la respuesta es fácil, inmediata y difícil de discutir: lo que plantea el señor Rajoy es demasiado arriesgado mientras Europa tenga una estructura económica totalmente esclerótica, como es el caso. Para tener objetivos como los de la Fed o el Banco de Inglaterra hay que tener una economía dinámica, no una economía rígida e intervenida donde la inflación encuentra su mejor caldo de cultivo. En otras palabras, si yo fuera el señor Draghi envidaría -el mus de nuevo- y le diría al señor Rajoy que vale, que cambiamos esos estatutos, pero siempre y cuando usted se comprometa a reformar, dinamizar y liberalizar su economía al nivel que lo están la norteamericana o la inglesa. A ver qué dice Rajoy a eso.

Pero lo más curioso de esta historia es que el presidente del Gobierno español podría haberse ahorrado el trabajo y la respuesta negativa. Porque resulta que el mandato del BCE es mantener la estabilidad de precios en la zona euro, y estabilidad es que no se produzcan excesos al alza ni a la baja. La caída persistente de la inflación que acaba en deflación -crecimiento negativo de los precios- no es estabilidad de precios, y una economía que se estanca tiene un gran riesgo de entrar en una espiral deflacionista. Y si no, que se lo pregunten a los japoneses. Con una inflación que ha caído al 1,7 por ciento en el conjunto de la eurozona, que seguirá bajando, y con previsiones de recesión o estancamiento para todos los miembros de la zona euro, es obligación del BCE tomar medidas para mantener la estabilidad de precios y evitar que Europa entre en un proceso deflacionista. Es más, teniéndole ya tomada un poco la medida al señor Draghi, conociendo su historial y las cosas que dice entre líneas, estoy convencido de que estaría abierto a plantear el tema desde ese punto de vista. Más aún: él no sería el problema, lo sería el núcleo duro del BCE.

Medios no le faltan al BCE. Todos legales y perfectamente ortodoxos: comprar deuda soberana periférica sin la cicatería que ha mostrado hasta la fecha, comprar bonos con vencimientos largos y no sólo los cortos -¡están comprando vencimientos medios y cortos cuando la prima de riesgo se calcula sobre el bono a diez años!- y, por supuesto, bajar los tipos de interés a cero. Es alucinante que la eurozona, en recesión y con expectativas de seguir en ella bastante tiempo, tenga tipos de interés superiores a los de los de EEUU cuando éstos llevan años creciendo moderadamente y con expectativas de acelerar ese crecimiento en los próximos meses.

Hay gente que dice que bajar los tipos de interés del 0,75 por ciento actual a cero no aportaría tanto. Eso es que nunca han tenido una hipoteca o una línea de crédito. Una bajada cercana al punto porcentual claro que se nota, y mucho. Pero voy más lejos: si se combina con las medidas comentadas anteriormente, el efecto se multiplica. No es necesario pedir cambios de estatutos, sabiendo además que te van a decir que no. Basta con pedirle al BCE que cumpla con su obligación.

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