
La llegada de Mifid II, que implicará una mayor transparencia en las comisiones de los servicios financieros, unido a la revolución tecnológica que ha supuesto el desembarco de las conocidas como fintech y la creciente desconfianza de los inversores hacia el sector financiero más tradicional son las tres patas en las que se ha apoyado el robo advisor Finizens para lanzarse a la conquista ya no del cliente millenial que tiene unos ahorrillos sino al del de banca privada.
Lo ha hecho con el lanzamiento de Finizens Premium, un servicio de gestión discrecional de carteras para patrimonios de entre 100.000 euros y 50 millones de euros al que calculan que ya pueden acceder el 25% de sus 3.900 clientes. "Es un servicio independiente que contará con el apoyo de un gestor de patrimonios personal [de momento, ya tienen personas contratadas] y que contará con comisiones un 85% más baratas que la media", apuntó en la presentación a medios Giorgio Semenzato, CEO de Finizens.
La de las comisiones es, sin duda, una de sus grandes bazas ya que éstas partirán desde el 0,37% por gestión que aplicarán para patrimonios entre 100.000 y 300.000 euros hasta el 0,15% que pagarán aquellos clientes con un mínimo de 5 millones de euros. Por poner estas cifras en contexto, se calcula que, de media, las grandes entidades financieras cobran por sus servicios de gestión discrecional en torno al 0,60% de gasto fijo más una comisión variable que va en función de los resultados que tenga la cartera. "Calculamos que un cliente que invierta 500.000 euros a un plazo de 30 años puede obtener un ahorro en comisiones de 270.000 millones, ya que calculamos que la comisión total que paga un cliente de banca privada ahora está en torno al 2,5%", apunta Semenzato. Su coste total será del 0,70%.
Su otra gran diferencia es la apuesta por las carteras compuestas casi íntegramente por fondos indexados sobre todo de la gestora americana Vanguard -no descartan incluir en un futuro ETFs si finalmente pueden contar con la misma fiscalidad que los fondos de inversión tradicionales-.
Tanto el robo advisor de Finizens Premium como el de Indexa Capital son defensores de la gestión pasiva
Es la misma gestora en la que confía su gran competidor, el robo advisor Indexa Capital, con comisiones muy similares a las de Finizens. Desde Indexa explican que "nuestro servicio tiene tres veces menos costes que la banca privada: un 0,59% de costes totales para el cliente, todo incluido, en comparación con un 2,03% que estimamos de coste medio total para la banca privada en España", con el gran ahorro que ello implica.
No en vano, ambos robots financieros son unos firmes defensores de las bondades de la gestión pasiva frente a la activa, sobre todo cuando las inversiones se realizan a largo plazo. "Hay pocos gestores activos que batan a sus índices. Un 90% de la rentabilidad de una cartera viene por la asignación de activos, un 8% por la selección de valores y un 2% del market timing", apunta Martín Huete, socio fundador de Finizens.
Para explicar por qué es ahora cuando los robo advisor se han lanzado a la conquista del cliente más adinerado basta una frase pronunciada recientemente por el responsable de una gran banca privada: "Cuando un cliente de banca privada vea que con lo que ha pagado en comisiones a su gestor de banca podría haberse comprado un Porche no le va a hacer ninguna gracia". Y lo verán, como tarde, en los informes anuales que les remitan sus entidades en enero de 2019, gracias a la entrada en vigor en enero de este año de Mifid II, cuya transposición sigue pendiente en España pero que ya ha traído revolucionarios cambios a la industria.
De hecho, la limitación de retrocesiones ha llevado a muchas entidades a incluir fondos indexados y ETFs en sus carteras de gestión discrecional, sobre todo en aquellas pensadas para los patrimonios más bajos. Es el caso de Popcoin de Bankinter, que ha optado por incluir fondos indexados en su servicio de gestión discrecional para patrimonios desde 1.000 euros; My Investor de Andbank, que incluye también ETFs; CaixaBank con Smart Money, que incluye fondos indexados aunque solo de su gestora.