
El diferencial entre la rentabilidad del bono español a una década y su homólogo alemán se ha relajado hasta los 66 puntos básicos, tocando su nivel más bajo desde enero del año 2010.
En lo que va de año, el denominado riesgo país, que cuantifica la diferencia de intereses en el mercado secundario entre los bonos españoles y alemanes, se ha relajado 34 puntos desde que en enero lograra despedirse de los 100 puntos básicos por primera vez desde la crisis catalana.
Muy lejos quedan ya los 650 puntos que llegó a tocar en julio de 2012, cuando la rentabilidad del bono español llegó a alcanzar el 7%.
Pero, ¿por qué cae la prima de riesgo si la rentabilidad del bono español está en plena escalada desde marzo? Pues bien, la respuesta está en que el interés exigido por los inversores al Bund germano no deja de subir.
Por contextualizar, el rendimiento de este último se situaba en el 0,427% en enero y, desde entonces, ha subido hasta el entorno actual del 0,651%. Esto ha generado unas pérdidas por precio de en torno al 2% al inversor (funciona de manera inversa a la renta variable, de forma que, cuando el precio de la deuda cae, su rentabilidad se incrementa). Sin embargo, aunque el español ha subido desde mínimos de marzo, en el 1,16%, hasta el entorno actual del 1,30%, si se observa la evolución anual su rentabilidad se ha aliviado 0,26 puntos porcentuales, desde que un interés se cifraba en el 1,567%. De este modo, la deuda española de referencia arroja unas ganancias por precio del 2,28% en lo que va de 2018.
De hecho, es el papel con el que más han ganado los inversores, seguido del italiano, cuyo bono a una década ha pasado de rendir un 2,016% a situarse en el entorno actual del 1,77%. Ofreciendo unas ganancias del 1,58% a sus tenedores.
Al contrario, el francés arroja unas pérdidas del 0,81%, al haberse incrementado su rentabilidad del 0,785 al 0,866% en el año.
El T-Note perfora el temido 3%
La escalada del precio del petróleo y las señales de fortaleza de la economía americana han elevado las tensiones inflacionistas, provocando las ventas de los bonos soberanos de referencia de Estados Unidos. Así, en 2018, el interés exigido por los inversores al Treasury americano ha subido del 2,4 al 3,02% desde enero, generando unas pérdidas por precio del 1,46%.
Esta escalada se enmarca en el entorno de normalización monetaria que está llevando a cabo la Reserva Federal estadounidense, después de que el organismo elevara en un cuarto de punto los tipos en marzo, hasta dejarlos en un rango que oscila entre el 1,5-1,75%. A la espera de ejecutar otras dos subidas más este año, que el mercado ubica en junio y septiembre.