
El término Grexit fue acuñado por primera vez en febrero del año 2012 por Willem Buiter y Ebrahim Rahbari, dos economistas de Citi, en una nota enviada a sus clientes para referirse a la posibilidad de que Grecia abandonase la eurozona. En el documento fijaban la probabilidad de que el país saliese la unión monetaria en un 50% en los siguientes 18 meses.
Seis años después de que se acuñase ese término, ocho años tras el rescate y con nueve ministros de Finanzas por el camino, la situación ha cambiado sustancialmente para el país. Grecia logró volver al mercado por primera vez desde 2014 en julio del año pasado, cambiando un bono que vencía en 2019 por otro que lo hace en 2022. Y 2018 podría ser el año en el que salga del programa de rescate.
"Las cosas pintan mejor para Grecia, que ha logrado volver al mercado y tiene una recuperación que está cogiendo velocidad. En 2018 el país podría salir de su programa de rescate", explica Fabio Balboni, economista de HSBC. Tras dos años consecutivos de contracción del PIB.
"Las discusiones recientes con los acreedores han evolucionado sin contratiempo y Grecia va camino de una salida fluida de su programa de rescate en verano", explica Angela Bouzanis, economista senior de FocusEconomics. De hecho, los expertos encuestados por FocusEconomics calculan que Grecia logró crecer al 1,2% en 2017 y esperan que en 2018 y 2019 aumente el ritmo hasta el 2,1%
El 3 de diciembre de 2017, el Gobierno griego y las instituciones acreedoras llegaron a un acuerdo técnico para cerrar la tercera evaluación del programa de rescate. Este es el paso previo a la aprobación final -que se espera para el 22 de enero- que permitirá un desembolso de 5.500 millones. Esto llevaría el desembolso total durante el tercer programa hasta los 41.000 millones de euros, casi 14.000 millones menos de lo programado inicialmente.
Una vez que se alcance este paso, solo quedaría una última revisión del programa, que tiene que realizarse en el mes de agosto de 2018. "Antes de ese momento, Grecia debería tener suficiente reservas de efectivo para financiarse por si misma durante el siguiente año aproximadamente", explican desde la entidad británica.
Con este escenario, ahora la duda pasa por saber si habrá una salida limpia o si habrá alguna línea de apoyo cautelar. "Las autoridades griegas parecen estar buscando una salida limpia, sin un programa de seguimiento", señala el economista de la entidad. En este sentido, en HSBC consideran que "los mercados podrían tener suficiente confianza para permitir a Grecia emitir deuda fuera del programa".
Según los datos de Bloomberg, el país no tiene grandes vencimientos de deuda a partir de agosto hasta julio de 2019, cuando vencen cerca de 4.500 millones en bono y la eurozona pretende dejar 9.000 millones de euros de reserva al final del programa, lo que, según los cálculos de la Comisión Europea, debería ser suficiente para que Grecia se financie durante 10 meses. Con todo, Balboni considera que una "línea de crédito cautelar, o al menos una vigilancia aumentada, parece más probable".
Comportamiento en el mercado
Independientemente de que Grecia logre escapar por fin del programa de rescate de manera limpia o no, la percepción del mercado sobre el país ha cambiado sustancialmente. La rentabilidad del bono a 10 años del país se sitúa en el 3,7%, su nivel más bajo desde el año 2006, cuando hace menos de dos años se situaba en el 13,6%.
Con todo, S&P y Fitch sitúan la calificación crediticia del país en B- (6 escalones por debajo del grado de inversión) y Moody's lo hace aún más abajo: en Caa2, a 7 peldaños de librarse del bono basura. "A medida que el progreso en un mayor alivio de la deuda se ha estancado, y con Grecia aún lejos del grado de inversión, el país sigue fuera del QE del BCE", resaltan en HSBC, donde creen que "la inclusión en el mismo aún está algo lejos, lo que podría limitar una mayor reducción en la rentabilidad de la deuda gubernamental".