Bolsa, mercados y cotizaciones

Draghi, 70 años y un dilema entre manos

  • El foro de Sintra a finales de junio fue la primera señal de que Draghi ya piensa en desmantelar el 'Qe'

Este domingo el presidente del Banco Central Europeo -BCE- cumple 7 décadas, un cumpleaños que se enmarca en un momento especialmente delicado para el economista italiano: es tiempo de empezar a reducir estímulos, y el 'timing', además del tacto con el que se haga, será 'clave' para los mercados. En esta situación, el euro no se lo pone fácil, ya que no subía tanto en un año desde 2003.

Hace 70 años, el 3 de septiembre de 1947, nacía en Roma la que posiblemente es la persona más importante en la breve historia del euro: Mario Draghi, el hombre que, después de prometerlo públicamente, salvó la moneda de la Unión Europea.

El italiano, huérfano desde la adolescencia, dirige el Banco Central Europeo -BCE- desde el año 2011, tras pasar por la dirección ejecutiva del Banco Mundial y la vicepresidencia europea de Goldman Sachs. Previamente se había doctorado en Economía por la Universidad de la Sapienza con su tesis "Integración económica y variaciones en las tasas de cambio", y fue profesor universitario durante años. Precisamente, en su 70 cumpleaños, las tasas de cambio, en este caso del euro, son uno de los quebraderos de cabeza que tiene el presidente del BCE, teniendo en cuenta que un euro fuerte, como se está viendo durante los últimos meses, es desinflacionista, y eso puede ser un nuevo obstáculo a la normalización monetaria que se prepara.

Draghi llega a su día especial con un dilema importante entre manos: ¿ha llegado el momento de anunciar el fin de los estímulos, o todavía debe mantener el pie en el freno, para apoyar la recuperación económica en la eurozona? El próximo jueves se reúne el BCE y en esta ocasión, cuando además la entidad va a actualizar sus perspectivas económicas para la región, el mercado parece estar esperando, por lo menos, información que permita poner en el calendario cuándo terminará el programa de compras de deuda -QE-.

El inicio del fin de los estímulos...

El pasado 27 de junio, en el foro anual del BCE en Sintra, Draghi lanzó un mensaje que hizo que muchos inversores y analistas empezasen a vislumbrar el final de los estímulos en la eurozona. El presidente de la entidad se refirió a la recuperación como "firme", y expuso que la situación actual es "muy diferente" a la que existía hace tres años, cuando la deflación amenazaba a la eurozona, y esto obligó a los responsables monetarios a tomar medidas extraordinarias en sus políticas: tipos al 0 por ciento, mínimo histórico, y compras de deuda por 60.000 millones de dólares.

La economía de la eurozona estaba enferma en ese momento, y ahora que sus mejillas han recuperado algo de color, parece haber llegado el momento de plantearse cómo desengancharla de la máquina de respiración, una tarea complicada, teniendo en cuenta que el euro no está echando una mano, y esta misma semana superó los 1,2 dólares, máximos no vistos desde principios de 2015, en el que ya es el ejercicio más alcista desde 2003 para la divisa, con un avance que ya supera el 12 por ciento.

Después del discurso en el foro de Sintra, la siguiente pista que dejó Draghi a los mercados fue el pasado 21 de julio, en la última reunión de política monetaria que llevó a cabo la entidad. Entonces, el economista italiano emplazó para "otoño" cualquier cambio de ruta en su política monetaria. Siendo estrictos, la reunión del 7 de septiembre aún sería en el verano, con lo que esta pista quizá sea clave a la hora de valorar si Draghi tomará medidas en la próxima reunión. De hecho, según explica Manuel Ortiz-Olave, jefe de analistas de Monex Europe para España, "la reunión del 26 de octubre es la fecha a marcar, ya que dejaría espacio para analizar los datos de inflación de agosto, septiembre y octubre, mientras que el 7 de septiembre sólo podría analizar la de agosto".

Desde Ebury, Enrique Díaz-Álvarez, director de riesgos de la compañía, destaca cómo "hay altas expectativas para la reunión. Se ha descontado que anuncien el tapering, y eso va implícito en la cotización del euro". A pesar de ello, el experto considera que "Draghi retrasará al 26 de octubre o al 14 de diciembre la decisión, y el anuncio del desmantelamiento del programa de compras de deuda, para tener la seguridad de que el objetivo de inflación se va a alcanzar". En este sentido, el pasado viernes desde Bloomberg se publicó una filtración de un miembro del BCE, que destacaba que la entidad no dará detalles sobre el fin del QE hasta la reunión del 14 de diciembre y que, como pronto, será en octubre cuando Draghi lance las primeras pistas, una idea general, sobre el plan de ruta a seguir por la entidad.

...y sus consecuencias

El desmantelamiento de los estímulos es una tarea delicada, teniendo en cuenta que Draghi pretende hacerlo sin generar tensiones en la economía real, ni ansiedad en los mercados, que durante los últimos años se han movido al son de las políticas monetarias, tanto en Europa como en Estados Unidos. Si los inversores se lanzasen a comprar euros por su decisión y la divisa se revalorizase con fuerza, esto podría crear un doble problema al italiano. El primero, presión desinflacionista -un euro fuerte genera esto, ya que, como explica Víctor Alvargonzález, analista de mercados, "debido a ello, las empresas importadoras ven abaratados sus costes, y lo que a priori es algo positivo para ellas, no lo es tanto para los intereses del organismo monetario europeo. Estas empresas podrán competir entre ellas reduciendo precios sin perjudicar sus márgenes y es esto lo que juega en contra del mandato principal del BCE"- y segundo, posibles caídas en la bolsa, algo habitual en el mercado, ya que los ingresos por exportar de las firmas europeas se ven castigados por las subidas de la moneda -desde máximos, las empresas del EuroStoxx han perdido 172.000 millones en capitalización por la apreciación del euro-.

Es por ello que algunos analistas pronostican la posibilidad de que Draghi vuelva a hacer gala de la paciencia que le caracteriza, y de nuevo evite precipitarse, retrasando el momento en el que cierre el grifo. Es más, incluso, hay quien cree que la era de los estímulos podría aún seguir durante un tiempo prolongado: Philipp Vorndran, estratega senior de la gestora Flossbach von Storch, comenta que "a corto plazo, podríamos incluso asistir a una apreciación del euro respecto al dólar. A largo plazo, por ello, creemos que el valor del euro no aumentará considerablemente. Es más, como muy tarde cuando el tipo de cambio alcance los 1,25 dólares por euro, creemos posible que el presidente del BCE vuelva a tomar cartas en el asunto y aplique medidas expansivas".

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