
El 28 de junio del 2010, Tesla empezó a cotizar en bolsa. Entonces, su precio era de 17 dólares, y desde ese nivel, en siete años la compañía se revalorizó un 2.155 por ciento, hasta los máximos históricos que tocó el pasado 23 de junio, en los 383,45 dólares.
Este precio por acción ha hecho que la empresa se sitúe entre las automovilísticas más grandes del planeta por su tamaño en bolsa, llegando a superar a la alemana BMW como la cuarta fabricante de coches más grandes del mundo: la capitalización de la empresa estadounidense llegó a superar el día de los máximos históricos los 62.985 millones de dólares. Sin embargo, desde esa fecha, en sólo dos semanas, se han perdido 11.288 millones en capitalización, y los accionistas han visto cómo en un periodo tan corto sus acciones caían más de un 20 por ciento, hasta el entorno de los 312 dólares en los que cotizaba el pasado viernes a media sesión de Wall Street.
Tendrá ganancias en 2019
La historia de la firma es similar a la de otras empresas tecnológicas, como Amazon, que prometen mucho al mercado, pero ni retribuyen al accionista, o, como es el caso de Tesla, ni siquiera consiguen ganar dinero.
La fabricante de coches eléctricos logrará beneficios en 2019 por primera vez en su historia, según estima el consenso de mercado recogido por FactSet, pero las cifras distan de ser atractivas: ese año tendría un PER -veces en las que el beneficio está recogido en el precio de la acción- de 65,9 veces, multiplicando por cerca de 10 el que mantendrán de media las otras cinco automovilísticas más grandes -Toyota, Volkswagen, Daimler, BMW y General Motors-, de 6,9 veces. La pregunta es, ¿es Tesla tan diferencial como para justificar estos múltiplos?
Gene Munster, fundador de la firma estadounidense de capital riesgo Loup Ventures, centrada en analizar firmas tecnológicas que apoyen lo que ellos llaman "El Futuro Perfecto", basado en la tecnología, destacó a Bloomberg la semana pasada que "el Modelo 3 de Tesla tiene potencial para cambiar el mundo", comparándolo con el cambio que supuso la llegada del iPhone de Apple. Las opiniones de este tipo por parte de algunos expertos apoyan la buena fama de la empresa, pero hay otros que no lo ven tan claro. Daniel Lacalle, economista jefe de Tressis, opina sobre la empresa: "No me gusta su estrategia, ya que es muy agresiva; se basa en pedir y pedir dinero al accionista para desarrollarla. De momento, las ventas apuntan a que estás pagando unos múltiplos excesivos. Me parece muy cara y no sabemos bien hacia dónde va este mercado".
No hay que olvidar que Tesla, si bien en el pasado sí apareció como una de las grandes apuestas por el coche eléctrico, ya no está sola en este mercado. Esta pasada semana, Volvo anunció que se despide de los motores de combustión, ya que en el año 2019 no comercializará coches que no sean eléctricos o híbridos. De forma similar, BMW, quien ya tiene modelos eléctricos, como el i3 o el i8, explicó en diciembre, según recoge la revista Car & Driver, que todos los modelos de sus vehículos estarán disponibles en formato eléctrico en el año 2020.
Además, según un estudio llevado a cabo por Bloomberg New Energy Forecast, en 2040 los coches eléctricos ya dominarán el mercado, gracias al rápido abaratamiento que están experimentando, que hará que en 2025 estos cuesten lo mismo que los de combustión.
Todo esto apunta a que Tesla podría tener que lidiar con más competencia de lo que el mercado puede estar descontando. El pasado mes de mayo, Antón Pradera, presidente de Cie Automotive, explicaba en una entrevista a elEconomista: "El conocimiento del coche eléctrico que tienen las grandes marcas mundiales es excepcional y mucho mayor que cualquier disruptivo teórico de los que acaban de llegar que han hecho un gran marketing, pero desde el punto de vista de la tecnología no han inventado nada. ¿A la bolsa de quién le gusta a hablar? De Tesla. Ahora parece que ellos van a enseñarle a BMW a hacer coches".
Una apuesta arriesgada
Al margen de lo que depare el futuro más a largo plazo para la empresa, Goldman Sachs ha dado malas noticias esta semana a los inversores en la firma, reduciendo el precio objetivo que mantiene para la compañía hasta los 180 dólares, lo que supondría una caída adicional a la que ya ha sufrido en las últimas semanas de más del 40 por ciento. El banco estadounidense explica qué es lo que ha cambiado: "Tras conocer la publicación de los niveles de entregas de la empresa en el segundo trimestre, actualizamos nuestras previsiones al respecto, ya que creemos que la demanda de los modelos S y X está estancándose".
Teniendo en cuenta estas previsiones y el precio objetivo que mantienen para la compañía, es lógico que recomienden vender sus acciones. Es más, entre las seis grandes automovilísticas del mundo, Tesla es la que peor recomendación tiene: aconsejan mantener, pero muy cerca de la venta.