Once son las gestoras que acompañarán a BME en el debut de su supermercado de fondos y en esa lista brillan por su ausencia tanto las grandes gestoras españolas (Santander AM, BBVA AM, CaixaBank...) como las extranjeras (BlackRock, JPMorgan, Amundi...). De hecho, en el positivo caso de que esas once gestoras decidieran listar en BME Fondos toda su oferta de productos, eso supondría que la plataforma incluiría solo el 1,92 por ciento del total de activos que gestiona la industria en España, según los datos de Inverco.
¿Por qué una gestora diría que no a un nuevo canal de venta, más si ese canal estará abierto a todo tipo de inversores? Pues, en el caso de las españolas, por la misma razón por la que en Zara no se vende ropa de Mango. Porque no quiere arriesgarse a que sus fieles clientes, que en los últimos años les han comprado fondos buenos sí, pero también mucha morralla, tengan acceso, y a través de sus propias oficinas, a fondos de la competencia. Esto, que se conoce en el argot como arquitectura abierta, es algo que solo se han atrevido a hacer para sus clientes particulares bancos como Bankinter, Deutsche Bank o Renta 4 que, además de los fondos de sus gestoras, ofrecen productos de terceros. Además, existía una posibilidad de que los grandes bancos dijesen sí a la plataforma de BME y esa era que Mifid II prohibiera las retrocesiones o, lo que es lo mismo, la parte de las comisiones de gestión que las fábricas de fondos dan a quienes los venden (en un 90 por ciento las entidades financieras). Pero esa prohibición no va a llegar y, de hecho, desde Inverco ya han pedido al Ministerio de Economía que exima a las comercializadoras de tener que ofrecer fondos de terceros sí o sí si quieren seguir cobrando esas retros si a cambio dan una herramienta automatizada que le ofrezca al cliente soluciones de inversión (de la casa, a poder ser) acorde a su perfil.
Pero queda otra duda por resolver: ¿por qué las gestoras extranjeras, que ya concentran el 35 por ciento de todo el patrimonio en fondos que hay en España, tampoco han querido estar en el arranque de la plataforma? Las versiones oficiales son tres. La primera es la operativa, ya que BME obliga a operar a D+2 mientras que el resto de plataformas son más flexibles. La segunda es que BME no dará asesoramiento y muchas extranjeras consideran vital que el particular reciba algún tipo antes de comprar uno u otro fondo. Y la tercera es el precio ya que aunque BME no cobrará retrocesiones, sí impone una tarifa fija de 3.000 euros por fondo, un coste por fondo de 5 puntos básicos por suscripción y uno de 0,45 puntos básicos sobre el patrimonio anual con un máximo de 3.000 euros, que es muy inferior a lo que ellas ya retroceden a los bancos. Con una diferencia: que esos porcentajes vendrán de fondos con clases limpias y no de comisiones altas como pasa con los fondos retail, por lo que el margen de ganancia se estrecha. Pero la más importante es que en España quien compra fondos a las extranjeras no son directamente los particulares, sino los institucionales, con los bancos como grandes protagonistas y, claro, a los bancos la plataforma de BME no les hace demasiada gracia. Por algo ha tardado 10 años en ver la luz...