
Uno de los focos de incertidumbre a los que se enfrenta el mercado en los próximos meses está puesto en la política monetaria de los bancos centrales y en cuándo empezarán a retirar los estímulos. Mientras los miembros de la Fed de EEUU se preparan para reducir la masa de su balance este mismo año, Ian Spreadbury, gestor senior de fondos de renta fija de Fidelity, considera que "existen cuatro razones estructurales que invitan a pensar que es demasiado pronto, y que seguirá siendo demasiado pronto durante mucho tiempo, para dar la bienvenida al retorno de la normalidad".
Uno de los debates que existen en el mercado gira en torno a la reducción de los grandes balances de los bancos centrales entre los próximos 6 y 18 meses, "algo que podría devolver los tipos de interés a niveles históricamente más normales", reflexiona el gestor. "Es cierto que el balance de la Reserva Federal estadounidense ha permanecido estable durante dos años y que la entidad pronto dejará de reinvertir los pagos de cupones o incluso renovar los bonos que llegan a su vencimiento", continúa, sin embargo, "la Fed no está a punto de empezar a vender bonos del Tesoro de EEUU". En su opinión, existen cuatro debilidades estructurales que los años de relajación cuantitativa sin precedentes en todo el mundo no han conseguido atajar o no pueden evitar.
1. El endeudamiento mundial está en un máximo histórico del 325% del PIB
Spreadbury apunta que ese elevado endeudamiento amplifica el efecto de cualquier subida de tipos de interés o sus rendimientos. "Se trata de dinero que se pide prestado a futuro y que eleva los precios de la vivienda y las cotizaciones, entre otras cosas", señala. Sin embargo, "gran parte de este dinero no contribuye al crecimiento del PIB: el endeudamiento para comprar una casa o el dinero que pide prestado una empresa para comprar otro negocio es simplemente dinero que va a tener que devolverse. Es una riqueza ilusoria".
2. Aumento de la proporción de personas mayores de 60 años
El segundo aspecto a tener en cuenta es el envejecimiento de la población y del aumento de la proporción de personas mayores de 60 años. "Estas personas generalmente dejan de contribuir al crecimiento económico cuando se jubilan y su reducido volumen de consumo, sus necesidades asistenciales y sus costes médicos también lastran el potencial de las economías", apunta el gestor. "En Asia, Europa y EEUU, el ritmo al que crece este grupo de edad se está acelerando".
3. La desigualdad económica sigue aumentando
En tercer lugar, la desigualdad económica sigue aumentando: "En EEUU, la desigualdad se ha disparado hasta niveles no vistos desde la década de 1920, con un 1% de la población estadounidense que acumula el 20% de las rentas, y todos sabemos cómo acabó eso", señala Spreadbury. Proporcionalmente, continúa, los ricos gastan menos y ahorran más, lo que es un obstáculo para el crecimiento. Además, "esta desigualdad contribuye a la agitación política y el descontento social, lo que también frena el crecimiento".
4. La política monetaria expansiva es en sí misma un lastre para el crecimiento
El último motivo estructural se deriva de que la propia política expansiva en sí misma ha sido un lastre para el crecimiento: "los rescates de empresas y bancos en dificultades han distorsionado el comportamiento económico y los bajos tipos de interés están provocando una asignación deficiente del capital", argumenta Spreadbury.