
El Ibex se anota un 18% en 2017, lo que lo convierte, con diferencia, en el índice más alcista del Viejo Continente. La banca está siendo la gran protagonista este año, con Sabadell y Caixabank, junto a IAG, liderando las subidas.
Son los grandes valores, dentro y fuera del sector financiero, los que están impulsando al índice. Telefónica sube más de un 18% en 2017, lo que la convierte en la quinta teleco más alcista de Europa. Por su parte, Inditex, sin colarse entre los 10 títulos españoles que más suben este año, ha coronado nuevos máximos históricos de capitalización: su valor bursátil a cierre de este miércoles ascendía a 113.773 millones, un nivel nunca visto en una cotizada de este país.
La clave de estos movimientos está en la llamativa entrada de dinero en el mercado español a través de ETF (fondos que replican índices) que reproducen el comportamiento del Ibex. Según explica Jacobo Blanquer, consejero delegado de Tressis Gestión: "Está entrando mucho dinero en ETFs de bolsa española, más por parte del inversor institucional que del particular". Juan Grau, socio director de EDM y cogestor de EDM Inversión, corrobora este movimiento: "El inversor foráneo entra en bolsa a través de ETFs porque es la fórmula más cómoda para él, ya que quizás no conoce las compañías y no realiza stock picking". De ahí que, tras las elecciones en Estados Unidos, los valores que mejor se comportaron fueran los grandes, como Telefónica, Repsol o la banca (los que sí incluyen esos ETFs). "Tiraron más los que más pesan, sin hacer distinción de si eran mejores o peores valores", asegura Grau.
En este escenario, los chicharros -valores de pequeña capitalización y muy volátiles- lo tienen más difícil que nunca para batir al mercado, al que sí arrollaron los años previos. En tres de los últimos cuatro ejercicios (2013, 2015 y 2016), la rentabilidad de estas desconocidas compañías superó, con mucho, a las del Ibex y el Continuo.
En 2016, las cotizadas que no reciben seguimiento por parte de las casas de análisis (se han tenido en cuenta las que son analizadas por un máximo de dos entidades) se revalorizaron, de media, un 16%, mientras que el Ibex y el Continuo cayeron un 2%. En 2015, mientras el conjunto de la bolsa española se desplomó un 7%, los chicharros subieron otro 7% (se ha realizado una mediana del comportamiento de estos valores para minimizar la distorsión causada por las brutales subidas o caídas que sufren).
Una gran volatilidad
Los repuntes -y desplomes- experimentados por este tipo de compañías son mucho más pronunciadas que las que experimentan las cotizadas del Ibex. Por ejemplo, quien apostase por Dogi -que se dedica a fabricar tejido elástico y capitaliza 290 millones- en 2016 vio cómo su inversión se revalorizaba un 360%; quien lo hiciese por Sniace -fabricante de celulosa que vale 67 millones en el mercado- triplicó la cantidad invertida.
Este año, la más alcista es Lingotes Especiales, que sube un 62%, y la siguen Urbas y Alantra Partners, con alzas superiores al 55%.
El problema de los chicharros es que el inversor no cuenta con la opinión de los expertos para cimentar su decisión de entrada en estos valores, que suele apoyarse en rumores y expectativas. "Son auténticas apuestas, loterías que, si salen mal, suponen perderlo todo", comentan fuentes del mercado en relación con este tipo de cotizadas, sobre las que agregan: "Se mueven al calor de rumores; por ejemplo, en torno a posibles adjudicaciones de contratos, o a la expectativa de que consigan refinanciar su deuda. Puede ser dinero fácil, pero también dinero perdido con una pasmosa facilidad", añaden.
Por su parte, la directora de análisis de Renta 4, Natalia Aguirre, considera que "existiendo en el mercado tantos valores líquidos, con sólidos fundamentales y atractivas valoraciones" no es necesario acudir a los chicharros. "Nosotros somos partidarios de invertir en compañías que conozcamos bien, basándonos en sus fundamentales, y que pertenezcan a un sector que analicemos a fondo", añade.
Victoria Torre, responsable de desarrollo de contenidos de Self Bank, advierte: "Algunos chicharros presentan unas particularidades que los hacen inadecuados para determinado tipo de clientes. Su elevada volatilidad y su menor liquidez sugieren que son más convenientes para inversores a los que no les importa asumir un cierto nivel de riesgo y cuyo horizonte temporal es el largo plazo".
El problema de la liquidez
Su escaso volumen de negociación puede motivar que un inversor se quede atrapado en estas compañías. Por poner un par de ejemplos, Lingotes, el chicharro más alcista en 2017, ha movido, de media, 13.000 títulos diarios en los tres últimos meses, y Adolfo Domínguez unos 42.000. El dato se dispara a 400 millones de acciones si se trata del Ibex, y de 95 millones en el caso de una de sus grandes, Santander.
"Cualquier compañía de menor capitalización entraña un riesgo superior; son valores con un mayor potencial especulativo y, al tener menos volumen, pueden verse sometidos a mayores bandazos bursátiles", añade Torre quien, sin embargo, agrega: "Combinar la inversión en valores grandes y pequeños es una manera de diversificar, y la estrategia puede ser interesantes. En cualquier circunstancia de mercado podemos encontrar oportunidades en este tipo de compañías".
13.500 títulos
Es la cantidad de acciones de Lingotes Especiales -el chicharro más alcista este año- que se han movido en el mercado, de media diaria, en los tres últimos meses. El dato sube ligeramente si nos fijamos en otra de las compañías que más suben en 2017, Adolfo Domínguez, donde la cifra es de 42.500 acciones al día, según los datos de Bloomberg. Uno de los riesgos de los chicharros a los que apuntan los analistas es precisamente a su poca liquidez.