
Cuando se piensa en ahorrar para la jubilación se hace buscando productos que puedan servir de complemento a la pensión pública que se recibe del Estado, y por la que han cotizado a lo largo de toda su vida laboral. El problema es que ese ahorro que sirve para complementar la jubilación debería haberse planificado desde una edad temprana -los expertos recomiendan la treintena como edad ideal para empezar a constituir un ahorro finalista- y los datos muestran que son pocos los que lo hacen.
De hecho, según los datos de la Dirección General de Seguros, sólo un 19% de los partícipes tiene menos de 36 años, mientras que el 50% de ellos tienen más de 50 años. Además, hay que tener en cuenta que el número de partícipes que llegan a los 65 años con un plan de pensiones bajo el brazo es de solo el 6,7%, lo que explica por qué, según un estudio de la Fundación Edad &Vida "para el 70% de los mayores de 65 años la pensión pública es la única fuente de ingresos". Eso, a pesar de que el 45% reconoce que tiene problemas para llegar a fin de mes y que el 30% de los pensionistas cobra entre 600 y 800 euros de pensión.
Sin embargo, en el mercado existe una opción para esos jubilados de hoy que en el pasado no pudieron o no quisieron pensar en una alternativa para cumplimentar su pensión pública, más allá de la vivienda, que sigue siendo la gran inversión en España. Se llama seguro de rentas vitalicias y se ha convertido en los últimos años en uno de los productos más vendidos por los bancos y aseguradoras.
Estos productos no son otra cosa que seguros de vida dirigidos a personas mayores donde la aseguradora garantiza al tomador del seguro una renta periódica hasta su fallecimiento a cambio del pago de una prima única y con una rentabilidad que va en función de la esperanza de vida del tomador y la periodicidad del pago acordado y que es fija; es decir, no se actualiza en función de los cambios que se produzcan en los mercados. Además, a diferencia de los planes de pensiones, cuyas ventajas fiscales se producen en el momento de la aportación -las aportaciones anuales de hasta 8.000 euros cuentan con deducciones fiscales-, en los seguros, y también en los de rentas vitalicias, la ventaja fiscal está en el momento del rescate.
"En planes de pensiones lo que tú percibes tributa como rentas del trabajo, mientras que en seguros se hace en función de rentas de capital y además tienes un coeficiente reductor importante a efectos fiscales", apunta Carlos Herrera, socio fundador de Efpa y administrador de GlobalBrok. De hecho, la gran ventaja que tienen estos seguros de rentas vitalicias respecto al resto es que a partir de los 60 años solo tributa el 24% de la renta y ese porcentaje cae hasta el 8% en el caso de los mayores de 70 años.
Además, hay otro añadido y es que, desde 2015, "las ganancias patrimoniales que se obtengan por la transmisión de un patrimonio, ya sea que venga de acciones, fondos o de la venta de un inmueble, que se deriven hacia rentas vitalicias están exentas de impuestos en operaciones de hasta 240.000 euros", apunta Herrera. Siempre y cuando esa operación se realice en los seis meses posteriores a la venta de ese patrimonio y se cuente con al menos 65 años.
¿Es rentable desde el punto de vista financiero?
Que la fiscalidad es atractiva es un hecho pero, ¿son igual de rentables estos seguros desde el punto de vista financiero? Todo depende de cuándo se contrate. Y es que como recuerda Jorge González, de Tressis, "la rentabilidad a la que se contrata va en función de los tipos, pero es fija". En el cálculo de esta rentabilidad que se acuerda con la aseguradora influyen muchos factores, pero sobre todo tres: la esperanza de vida del tomador del seguro, la rentabilidad que dé el bono español al plazo contratado en el momento de la contratación y si la póliza que se firma tiene o no reversión en el cónyuge o herederos. "La forma de calcular lo que se va a recibir suele ser la de multiplicar la renta mensual por el valor presente actualizándolo a un tipo de interés similar al plazo que se contrate, que suele ser más de 20 años", apunta el profesor del IEB Jesús Pérez.
Por eso, para quien lo contratara en 2012 con los bonos dando intereses del 6% ha sido muy rentable, pero en el contexto actual de bajos tipos de interés, la rentabilidad del bono español a muy largo plazo (30 años) es del 2,5% lo que, como recuerda Carlos Herrera, "para que se considere atractivo desde el punto de vista financiero la rentabilidad que debería ofrecerte la entidad sería de entre el 2 y el 3 por ciento". Sin embargo, según afirma Belén Alarcón, de Abante Asesores, "lo que están dando ahora suele ser como mucho del 1,5% y de media de entre el 0,5 y el 1%, por lo que es mucho menos atractivo que antes. Puede que a corto plazo sí sea atractivo pero a largo no, porque no se actualizan esos intereses, ya que financieramente hay que tratarlo como a la renta fija".
Y es que, aunque el mensaje de Mario Draghi sigue siendo pro tipos bajos, se espera que a partir de 2018 se marque un punto de inflexión y se tienda a normalizar la política monetaria, lo que se traducirá en un progresivo aumento de los tipos de interés que no se trasladará al rendimiento de la renta vitalicia.
No obstante, los expertos consultados indicen en que a la hora de analizar estos productos no basta con hacerlo desde el punto de vista financiero, sino también fiscal y, sobre todo, atendiendo a su carácter de seguro."Si uno espera vivir más de 90 años sí compensa la pérdida de ese coste de oportunidad financiero", apunta Alarcón. Mientras, Jesús Pérez recuerda que "la gran diferencia entre un seguro y otro producto es que el seguro te paga si vives, vivas el tiempo que vivas, y eso no lo garantiza otro producto".
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