
Las fechas y los lugares elegidos por los yihadistas para sembrar el terror en las sociedades europeas cumplen también un objetivo económico: debilitar el turismo, uno de los sectores claves en los países occidentales. El mercado refleja las heridas pese al esfuerzo de los agentes implicados -gestores aeroportuarios, aerolíneas, hoteleras o empresas de restauración- y de los Estados por mantener la normalidad frente a la sinrazón. El subíndice que reúne a las compañías del Stoxx 600 relacionadas con los viajes y el ocio va camino de cerrar su primer ejercicio en negativo desde 2011.
Este sectorial es el segundo más bajista en el Viejo Continente en este 2016 que agoniza. Pierde cerca de un 12%, sólo por encima del que reúne a las telecos cotizadas en el selectivo europeo. Y, según el multiplicador de beneficios proyectado para 2017 por el consenso de mercado que reúne FactSet, se sitúa entre los más baratos, por detrás de bancos y aseguradoras, inmersos en sus propias incertidumbres, y de la industria del automóvil, que es el sector que, actualmente, más lejos está de reflejar el crecimiento de sus ganancias.
De cara al año que viene, cotiza de media a un PER (veces que el beneficio está recogido en el precio de la acción) de 14 veces, un 10% por debajo de la media de la última década. Dentro del sector, las compañías que presentan un multiplicador de beneficios más bajo son las aerolíneas. Air France se compra a un PER de 3,9 veces, IAG a uno de 6,4 veces y Deutsche Lufthansa de 5,9. En todos estos casos, son los más bajos a los que han cotizado en los últimos 10 años.
Las empresas relacionadas con el turismo también aparecen entre las que han sufrido una mayor rebaja de sus estimaciones de beneficios tanto para este año como para 2017 desde el primero de enero. En conjunto, los analistas han recortado las ganancias que se espera que consigan en 2016 un 5% y un 13% para el próximo ejercicio. Las mayores caídas también las sufren las aerolíneas, junto con hoteleras como Accor o agencias de viajes como Tui -ver gráfico-.
La importancia del turismo
"No podemos olvidar que Francia, uno de los países europeos más afectados por los ataques terroristas de origen yihadista, recibe el mayor número de turistas del mundo y que el sector representa un 7,5% de su PIB doméstico", reflexiona Aurelio García del Barrio, profesor del IEB. El escenario del último atentado reúne unas características similares a los ocurridos desde el ataque a la revista Charlie Hebdo a principios de 2015. Berlín, donde un camión arroyó el lunes a 12 personas en un mercado navideño, es el principal destino de Alemania y recibe alrededor 5 millones de visitantes.
"El terrorismo daña a sectores como el consumo y el turismo, particularmente a aquellas empresas relacionadas con bienes de lujo y con la Navidad", continúa el docente, quien, eso sí, concluye que "la experiencia dice que, aunque es un impacto negativo, es siempre de cara al corto plazo y se diluye en el largo plazo".
Las recomendaciones de no viajar a Europa por el riesgo de ataques terroristas lanzadas por Estados Unidos a lo largo del año también se han dejado notar y han reducido la ventaja competitiva que el sector turístico consigue gracias a la debilidad del euro frente al dólar y el impulso que viene suponiendo la inestabilidad en destinos del Norte de África o Turquía.
Meliá es la favorita
"Tenemos seis hoteles en París, dos en Londres y uno en Manchester... Éstos se han resentido de la falta de viajeros. Lo de París ha sido catastrófico. Hemos visto caídas de entre el 20 y el 30% en el número de visitantes. Estoy convencido que, a medio y largo plazo, se recuperarán, pero, al final, la inestabilidad no es buena para el turismo", confesaba Gabriel Escarrer, CEO de Meliá, a elEconomista en octubre.
Sin embargo, la hotelera española es una de las pocas que puede aprovechar la inestabilidad provocada por el terrorismo, "ya que no tiene una exposición significativa en los destinos que se están viendo más afectados", señala Hernán Sánchez, de CMC Markets. El grupo y España, como destino, se han encontrado de forma inesperada con "el beneficio que significa el trasvase de turistas debido a los ataques", coincide Léon Cornelissen, economista jefe de Robeco. De hecho, es la compañía del sector que más hará crecer sus beneficios en los próximos tres años -los multiplicará por más de 3 veces- y la más recomendada por los analistas.
Los atentados avivan los riesgos políticos en el Viejo Continente
"Nos encontramos con que hay un riesgo político relevante para la economía, que es el electoral, donde el terrorismo y otros elementos como la crisis de los refugiados sí pueden tener un impacto decisivo", advierte Aurelio García del Barrio, del IEB. La resolución del Brexit, la situación política en Italia -donde todavía no se han emprendido las reformas que exige el mercado en el sector financiero- tras el no en el referéndum y la dimisión de Matteo Renzi y las próximas citas con las urnas en Francia y en Alemania -a las que concurren con posibilidades crecientes partidos de extrema derecha con discursos muy marcados contra la inmigración- son los principales amenazas para un mercado que intenta retomar la senda alcista desde que Donald Trump ganara las elecciones presidenciales en Estados Unidos en noviembre. Por otra parte, el terrorismo tampoco ayuda a resolver el delicado escenario geopolítico a nivel mundial. Los ataques en Occidente y la postura respecto a la política exterior y comercial del nuevo inquilino de la Casa Blanca podrían enturbiar las delicadas relaciones entre las diferentes potencias mundiales.