
Una ratio de apalancamiento que no exceda las 4,5 veces. Esa es la condición que Euskaltel recogía en su folleto de Oferta Pública de Venta (OPV) para distribuir dividendo entre sus accionistas y todo indica que 2017 será el año en que la compañía reparta sus beneficios entre los inversores. Según las previsiones del consenso de mercado recogido por FactSet, el grupo de telecomunicaciones concluirá el presente año con un endeudamiento de 4,2 veces, frente a las 5,1 veces de 2015.
Y es que la compra de la gallega R Cable el año pasado por 1.190 millones de euros, incrementó la ratio deuda/ebitda de la compañía, retrasando así el pago de dividendo. A este respecto, desde la propia empresa señalan que "Euskaltel estima que cerrará este año con un ratio de apalancamiento inferior a 4,5 veces y que, como consecuencia de ello, estima repartir dividendo en 2017 con cargo a 2016". En el caso del beneficio, se espera que logre 64 millones de euros.
Ahora bien, aunque la compañía mantiene el misterio sobre la cuantía y el payout (porcentaje del beneficio dedicado al pago de dividendo) los expertos ya empiezan a hablar de números concretos. Así, se baraja un dividendo por acción de 0,49 euros, lo que supondría, a precios actuales, una rentabilidad del 4,7%. Es decir, Euskaltel se colaría en la realeza de la retribución española, al colocarse entre los veinte pagos más rentables del mercado.
"La normalización del mercado de telecomunicaciones y la contabilización de las sinergias con R impactarán positivamente en las cifras del 2016 y 2017. El año que viene se reanudará el pago de dividendo con cargo al 2016, con un cien por cien de payout", indica Luis Padrón, de Ahorro Corporación. Un pago que será valorado positivamente por el mercado, tal y como arguyen desde Citi: "Creemos que la reanudación de los dividendos en 2017 (aunque estén vinculados a los ingresos netos inicialmente) centrará la atención de los inversores por su capacidad para pagar retribuciones atractivas y su aumento en el tiempo".
Eso sí, el reparto de un dividendo no es la única fórmula que barajaría la compañía para retribuir a sus accionistas. El grupo podría optar por la recompra de acciones a fin de poder mantener el objetivo de apalancamiento. A través de esta fórmula la compañía compra títulos para amortizarlos (destruirlos), por lo que hay menos acciones en circulación y, por tanto, se incrementa el beneficio por acción.
Su generación de caja brilla
Fue en julio de 2015 cuando Euskaltel debutó en bolsa a un precio de 9,5 euros, por lo que cede cerca de un 8% desde su estreno en el parqué. No obstante, el grupo cuenta con el favor del mercado en forma de recomendación de compra (forma parte de la cartera del Top 10 por fundamentales de elEconomista).
A este respecto, uno de los principales atractivos de la firma es su capacidad de generación de caja: "Se mantiene muy elevada, lo que le permitirá ir reduciendo su endeudamiento de forma acelerada. Su deuda/ebitda bajará de las 3,5 veces para 2018", indica Andrés Bolumburu, de Banco Sabadell.
Además de la generación de caja sin excesivo apalancamiento, Luis Padrón destaca que el atractivo del grupo reside en "una alta implantación en sus mercados regionales y un fuerte conocimiento de marca. Asimismo, tras la compra de R Cable, acelerará el crecimiento de resultados favorecidos por la expansión en márgenes".
No obstante, Euskaltel tiene varios retos a largo plazo. Según explican desde Banco Sabadell, para la empresa los datos móviles suponen un coste variable y las tarifas incluyen consumo ilimitado, "por lo que el exponencial crecimiento de los mismos está obligando a desplegar red 4G y podría tener un impacto negativo en márgenes".
Otro de los riesgos que identifican desde el banco es el "incremento de la competencia según se vaya acelerando el despliegue de FttH (conocida como fibra hasta casa) y entre en vigor la nueva regulación sobre la fibra de Telefónica (en materia de precios)". La Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) aprobó en febrero una nueva regulación por la que Telefónica está obligada a abrir su red de fibra óptica a sus competidores en toda España, salvo en ciudades con al menos otros dos operadores de fibra o cable. Antes de la aprobación de esta norma los operadores ya tenían acceso a la fibra de Telefónica, pero contaban con un límite de descarga de 30 megas, lo que realmente no compensaba. Dicha limitación ahora se suprime.